Capítulo 117

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Omnisciente

–Realizamos algunas pruebas al recién nacido para detectar si tiene dificultad para respirar o algún otro problema. Por suerte la niña no presenta ninguno de esos problemas con los cuales la mayoría de los niños en su caso suelen nacer —les informa la doctora—. Así que deben de sentirse unos padres bastante afortunados, y con muchísima suerte. La niña tendrá que permanecer en la clínica durante un breve período para así estar bajo observaciones básicas y estará en la incubadora mínimo una semana —asienten—. Por ahora la alimentaremos a través del método extracción de leche materna, ya que si lo hacemos directamente tendríamos que sacarla reiteradas veces de la incubadora y es también incómodo para la madre. Eso sólo será los primeros tres días, el resto de la semana sí puede alimentarse directamente.

—Muchísimas gracias, doctora.

—La paciente se encuentra en la habitación B5 del quinto piso. Sólo aceptan que entre una persona. Cualquier cosa si me necesitan pueden preguntar por la doctora Beatriz, soy la única con ese nombre en el espacio de maternidad —sonríe—. Ya pronto una enfermera les dirá cuándo pueden ver a la pequeña al retén. Con permiso.

Las chicas lo abrazan felicitándolo y también llaman a los chicos que se han quedado en el hotel para avisarles que todo está bien. Al llegar al quinto piso ve cada una de las puertas buscando la B5, hasta que da con la misma y no puede con tanta emoción.

Al abrir, una enfermera sale.

—Aún está bajo efectos de la anestesia.

Termina de entrar y la emoción aumenta al verla. Agradece internamente a Dios porque su chica está bien y fuera de peligro.

Su ahora seco cabello yace regado en la blanca almohada y sigue dormida. Con las yemas de sus dedos recorre parte de su rostro hasta llegar a sus labios, agacha su cabeza y deposita un tierno beso. Alguien entra informándole que debe ir a llenar algunas planillas con los datos de ella y los de la bebé.

Camila

Despierto y y ya sé donde estoy. Me alarmo al sentir un fuerte dolor en la parte baja de mi vientre y al verlo, está plano.

Sonrío con tan solo imaginar a mi niño. ¿Cómo será? ¿Se parecerá a Royce?

Sigo pensando y llenándome de preguntas hasta que las ganas de dormir se hacen presente.

(...)

Para cuando despierto, Royce duerme sobre una silla a un lado de la camilla.
Puedo asegurar que ya es de noche o las cortinas que anteriormente estaban abiertas nos cubren de la claridad del sol. La habitación está completamente oscura salvo por las máquinas que tienen luces y se escuchan mis latidos a través de ellas. Estornudo y la puntada que siento en el abdomen es bastante fuerte pero normal porque me han hecho una cesárea.

Él despierta inmediatamente.

—¿Cómo te sientes? —su adormilada voz me hace sonreír. Acaricio su mentón y asiento.

—Duele un poco... Pero estoy bien. ¿Cómo está mi bebé? ¿Lo viste?

—Debo decirte que no es niño, sino que me has dado una preciosa niña.

Sus ojos brillan.

—¡¿Una niña?! —exclamo arrepintiéndome al instante por el dolor.

—Sí. Es hermosa y ya pronto cuando amanezca podrás ir a verla.

—¿Por qué no ahora?

—Son las cuatro y media de la mañana, tal vez no lo permitan.

—Lo siento —murmuro y él se acomoda sobre la silla.

Double Vision (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora