Flash back
Me he quedado en casa de Martha porque anoche mis padres no dejaban de discutir y en cierto punto yo me sentía culpable, sí. Ellos jamás lo admitirán pero yo así me siento. Si no me tuviesen a mí se habrían separado sin necesidad de ir a donde un juez para ver con quién debo quedarme ya que soy menor de edad para decidirlo.
—Esteban te está llamando —mi amiga me tiende el móvil y sonrío al confirmar que es él.
—De seguro es para invitarme a salir.
—¿Entonces voy arreglándome?
—¡Martha! —golpeo su hombro—. Ya has silencio —le pido—. ¿Mi amor?
—Hey, princesa. ¿Cómo te va?
—Más o menos —suspiro—. Ya sabes que últimamente mis padres no han estado tan amoroso que digamos.
—Sobre eso quería hablarte. No quería ser yo quien te diera la noticia, pero tu padre ha llamado al mío y se citaron mañana en el bufete de la familia. Hablarán sobre un posible divorcio.
Mis ojos se llenan de lágrimas y la culpa que sentía aumenta aún más.
—¿Quién te lo ha dicho?
—Lo vi en la agenda de mi padre.
—Te hablaré luego, Esteban.
Dicho eso cuelgo.
—¿Qué ha pasado?
—Mis padres... se van a separar.
Ella me envuelve con sus brazos intentando tranquilizarme.
Mi padre es un hombre de negocios y prácticamente no se la pasaba en casa, ni en navidad que se supone que es para estar en familia. Pero aun así mamá y yo planificábamos para celebrar pascua o año nuevo después, cosas que quizás no hacían otras familias.
Desde esa llamada las cosas no son iguales.
Han pasado varias semanas con ellos compartiéndome, literalmente, como un juguete. Los fines de semana con mi padre y el resto con mi madre. Está bien, tengo diecisiete años y aunque puedo decir con quién estar no pueden otorgarme tal derecho.
Y a decir verdad, prefiero mil veces estar con mi madre. ¿Quién no prefiere estar con su madre?. Si, mi papá quizás por ser hija única me da los gustos en todo lo que quiero pero eso no me llena ni me hace querer estar con él.
Opino eso hasta que en el bufete reconoce que salía con una mujer llamada Jessie estando con mi madre. Lo peor de todo, y lo que más le duele a mi madre es enterarse que tengo un hermano, hijo de mi padre con esa mujer. Pero aun así, mi padre sigue consintiéndome en todo.
También me dice que sólo se han alejado un "poco" para darse un tiempo, pero por favor... ¿Quién les creería eso cuando ya hay una tercera persona de por medio? ¡Nadie!
Ha pasado otro año, ellos aún siguen viéndose y están peor cada día. Ya he cumplido mis dieciochos años y he tomado la decisión de quedarme con mi madre pero después de conocer a mí para aquel entonces, odioso hermano, las visitas los fines de semanas con papá se tornan divertidas.
Han vuelto, ahora están juntos y compartiendo como antes. Aunque sé a la perfección que nada podrá seguir igual. Los problemas saldrán nuevamente y quizás serán por parte de mamá.
—¡Pero fuiste tú el que tenía otra mujer e hijo fuera de tu familia! —los gritos de mi mamá en plena madrugada me han despertado.
—¡Pero no es a mí a quien el vecino le deja notas bajo la puerta diciéndole que la próxima cita será en otro hotel!
—¡Cállate! ¡Sólo fue una cita de...!
El ruido de unos floreros partirse me alarman y no tardo en ponerme de pie para dirigirme a donde se encuentran: el comedor.
—¡Baja la voz que nuestra hija podría bajar! —pide mi papá.
—¿Qué ocurre? —estrujo mis ojos y ambos me miran.
—Que he decidido ponerle fin a este matrimonio, si es que se le puede decir así.
Sube las escaleras corriendo no sin antes tirar una nota y después cerrar la puerta de la habitación fuertemente.
—¿Estás bien, má? —me acerco a ella.
—Sí hija, ve a dormir. Es tarde y mañana debes asistir a clases —besa mi frente.