Capítulo 4

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Después de lo sucedido en el comedor subo a la habitación y me siento frente a la pórtatil intentando olvidar aquello; si él le cuenta a mi madre estaré en problemas y lo que menos quiero es discutir con ella.

La mañana transcurre rápida y sigo en la habitación mientras trato de conseguir una buena página para sacar la investigación que nos han pedido en clases. Aunque prefiero esperar a Martha y hacerlo juntas. Por tal, dejo la computadora a un lado y bajo en busca de algo para tomar.

Todo por aquí está en silencio, por eso confirmo que ya él se ha ido.

Sirvo un poco de zumo de naranja. Me doy cuenta que la puerta hacia el jardin trasero está abierta, Royce debió dejarla abierta. Con el vaso aún en manos me acerco y salgo al jardin.

Él está sentado en un sillón y utiliza su celular.

—Pensé que te habías ido —tomo un poco de mi jugo.

Royce se sobresalta y se gira un poco para observarme.

—Esperaré a tu madre.

—¿No es más fácil que te vayas y cuando ella llegue vengas?

—¿Desde cuándo te preocupas por mi?

—Ya quisieras.

Vuelve a su posición de antes y suspiro pensando en qué le diré a mi madre. Sé que él la espera para decirle lo que hice esta mañana.

—¿Le contarás lo de esta mañana?

No puedo evitar preguntarle, aunque tal vez lo haya olvidado y yo de estúpida se lo recorde.

—Ya te dije que estuvo mal —se pone de pie.

—Sí —no puedo ni mirarlo a la cara.

El timbre suena y pienso en Martha, quizás me escribió pero el móvil lo he dejado en la habitación. Él entra a casa para abrir la puerta y termino de tomarme el jugo.

—Adelante Martha —dice mientras entro también—. ¿Cómo has estado?

—¡Hola Royce! —mi amiga chilla como siempre— estoy bien, gracias. Supongo que Camila está ¿no? He acordado con ella para hacer un trabajo.

—Aquí estoy —me acerco a ellos y mi amiga guiña el ojo—. No tienes porqué darle explicaciones a Royce.

Me paro detrás de él y le hago señas a mi amiga para subir.

—Traje las hojas que me pediste y todo lo necesario.

—No sabía que tenías un trabajo. Digo, tu madre no me comentó nada.

—¿Será porque no le he dicho nada a ella? —me encojo de hombros.

—Royce, ¿sabes que Camila no para de hablarme sobre ti? —llevo el índice a mis labios para que se calle—, me dice que amas mucho a la señora Dafne, que son muy tiernos y que desearía tener un hermano como tú.

—Estás loca Martha... ¿Cuando soñaste eso? —intento borrar lo que ella ha dicho. Siento la mirada de él sobre mí, lo miro de reojo y tiene el ceño fruncido—. ¡Ya subamos!

Double Vision (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora