Capítulo 59

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Termino de hacer algunas maletas y las dejo a un lado en la habitación. Me faltan tan solo unas cosas pero las terminaré después. Almuerzo, ordeno un poco y luego salgo con destino a casa de Royce.

Cuando mi madre abre la puerta sonríe, me abraza y me da un beso en la mejilla.

—Hija, quiero pedirte disculpas por lo de anoche. No fui al hospital porque me quedé con Royce. Quedó muy golpeado después de la pelea.

—Entiendo mamá, y tranquila. Mark quedó igual o peor que Royce.

—No entiendo qué los llevo a esa situación.

—Fue mi culpa. Le contesté mal a Royce, él lo hizo conmigo igual y a Mark no le gustó. Es todo —miento.

—Bueno —suspira—. ¿Él cómo está?

—Ya bien.

—Me alegra oír eso. ¿Ya todo listo para irte a Londres?

—Sí —sonrío—. He terminado algunas maletas.

—Qué bien. Me gustaría poder ayudarte con todo eso. Por cierto, esta es una de las copias de la ecografía.

Me entrega la pequeña foto, y la observo. Apenas puedo distinguir al bebé, pero me emociona. Ver la primera ecografía de mi hermanito o hermanita me emociona. Mis ojos se empañan, y debo secar las lágrimas antes de que humedezcan mis mejillas.

—Reaccioné igual. También me hizo recordar cuando fui a consulta por ti.

—Es... genial —sonrío—. ¿Puedo quedármela? Por favor.

—Por supuesto, es tuya. Pero con una condición: que estés para su nacimiento.

—Aquí estaré, mamá. Te lo prometo.

—Gracias hija. ¡Estoy tan feliz! Royce grabó, ya debe estar por llegar así que podrás ver el vídeo.

Converso un rato más con ella hasta que la puerta se abre y él entra. Le sonríe a mi madre pero al verme, su expresión es neutra.

—Hola.

—Hola Royce.

—Cariño, muéstrale el vídeo de la ecografía a Camila.

Saca su móvil y reproduce el vídeo.
Se escuchan las explicaciones del medico en la pantalla y aunque sigo sin entender eso, me hace sentir bien.

Mi madre cierra sus ojos, se aferra al brazo de Royce y me alarmo rápidamente.

—¿Estás bien?

—Es un mareo, el doctor me ha dicho que serán frecuentes y es algo normal. Voy a acostarme un rato —suspira y camina dirección a las escaleras mientras se sostiene al brazo de Royce.

—Si, lo mejor es que descanses.

—Royce, ¿puedes prepararme un té?

—Yo la acompaño a la habitación. Ve con lo del té.

Cuando se acuesta, la arropo y cierro un poco las ventanas para que la claridad no le moleste. Vuelvo a la cocina y hay bolsas de té ya utilizados en el piso. Río al ver a Royce sirviendo el agua hirviendo, y buscando otra bolsa.

—¿Qué es gracioso? —pregunta sin mirarme.

—Que no sepas hacer ni un té. Dame eso, te ayudo —ofrezco y termino lo que él intentaba hacer.

—Camila —habla y luego aclara su garganta—, quiero disculparme por lo de anoche. No sé quién pudo dejar esa nota, y tampoco quería ocasionarle problemas a tu novio. No pensé que se desmayaría por unos simples golpecitos.

—Cállate, no sabes nada de él ¿bien? Y sobre lo de la nota sea quién sea, nos tiene en sus manos.

Termino con el té y vuelvo a la habitación. Ella acaricia su vientre y al mirarme palmea un lado de la cama.

—Está muy caliente —aviso y dejo la taza sobre la mesa para después sentarme a su lado. Agarra mi mano y la pone sobre la suya, toco su vientre y acaricio el mismo.

Royce se asoma en la puerta y no dice nada, sólo se queda allí de pie observándonos.

Double Vision (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora