Royce
—¡¿Un hijo has dicho?! —grita mi hermana en cuanto digo aquellas palabras—. ¡¿Un hijo?!
—Sí, un hijo —respondo asintiendo para asegurarme a mí mismo de que todo esto es real.
Ya han pasado dos días desde que Dafne me dijo eso y no sé cómo sentirme al respecto. ¿Feliz? ¿Estúpido por el hecho de que ella me lo haya ocultado? O mejor dicho, siga ocultándomelo. La he estado llamado y por más que intento va directo al buzón. Lo mismo le pasa a Dafne, pero ella ha llegado a la conclusión de que se enojó por haberme dicho lo del embarazo.
—¿Pero un hijo? ¡Por Dios! ¡De Camila! ¿Te das cuenta? Ella es la hija de tu esposa —mi hermana camina de un lado a otro y ladea la cabeza en negación a la vez que despeina su cabello—. ¿Cómo le dirás a tu esposa que su nieto es tuyo?
—No debe saberlo —apoyo los brazos en mi rezago.
—A ninguna chica le gusta que la oculten y créeme que te sentirás pésimo ocultando a tu hijo —deja de caminar—. ¿Acaso no tienes cerebro Geoffrey? —da leves golpecitos en mi cabeza—. ¡Oh! ¡Qué pena! hay un hueco, hermanito —suspiro ante su estúpido comentario.
—¿Me vas a ayudar?
—¿A qué? ¿A decir que es mío?
Ríe.
—¡Hablo en serio!
—¡Pues esta conversación no tiene nada serio! ¡Tú eras quién le decías a nuestros hermanos e incluso a mí que debíamos cuidarnos a la hora de tener sexo y mira en qué situación estás!
—No hablaré ese tema contigo.
—No hay nada que no haya experimentado —dice para molestarme.
La fulmino con la mirada y me pongo de pie.
—Basta.
—En serio. ¿Qué piensas hacer? Digo, una vez estuviste a punto de ser padre pero ya sabes... Y ahora que se te está dando una segunda oportunidad ¿cómo te sientes?
—No lo sé.
—¡Seré tía! —da leves aplausos y besa mi mejilla—. Quiero que sea niña, le enseñaría a lucir como su tía.
Río al imaginármelas.
—Camila no me ha contestado las llamadas.
—Mejor piensa que le han robado el móvil.
—No me ayudas en nada. Debe contestarme para poder aclarar todo. Ella no puede prohibirme el hecho de compartir con ella esta etapa.
—¿Y qué tal si estás estresándote por nada? ¿Y si ella estuvo con otro...?
—¡No! Ella me lo dijo. Camila me ha dicho que sólo ha estado conmigo.
La puerta se abre y mi madre entra de brazos cruzados.
—¿Quién es Camila, y por qué se llama igual a la hija de tu esposa?
—Es...
—¡Una antigua amiga! ¡Ufff, si! ¡Súper antigua amiga de Geff! ¿cierto? Además mamá, ¿crees que ese nombre es único? Hay millones de Camila's en el mundo.