Después de terminar lo típico de las mañanas como asearme, ordenar la habitación y desayunar, me siento en el sofá a ver las noticias matutinas. Aunque aún hay algo que ronda en mi cabeza y es la fotografía que Martha me envió anoche. ¿Pero cómo mi mamá y él...?, es algo muy difícil de entender, pero que sí se veía a venir y yo lo había sospechado un par de veces.
Ahora me queda hablar con Royce para decirle todo, pero no sé si será lo correcto.
—Buenos días. ¿En qué piensas? —se acomoda a un lado del sofá con el niño en brazos.
—En muchas cosas pero entre ellas que debo volver a Miami —Alisson abre su boca sorprendida y frunce el ceño.
—¿Por qué? ¿No te sientes bien con mi compañía? —se apresura en preguntar y niego.
—¡No! Me hace bien tener compañía, créeme. Además eres mi amiga ¿no? Debo ver a mi madre y aclarar algo allá que luego te contaré.
—¿Y te irás mañana?
Acomoda al niño sobre su rezago.
—No.
—Entiendo, ¿quieres ir por la boda de tu madre?
—Exacto, por lo que debo irme pronto pero no mañana.
—¿Qué te tiene tan preocupada?
El hecho de que mi madre le sea infiel a Royce.
—Tranquila, estoy bien —respondo mientras presiono el botón del control remoto para pasar al próximo canal.
—¿Qué harás hoy?
—Quiero ir a visitar a Mark.
—Me gustaría visitarlo pero ya sabes...
—¡Buenos días! —Anthony llega con bolsas en manos.
—¿Por qué has despertado tan temprano? —le reclama Alisson—. ¡Me has dejado en cama sola después de hac...! —guarda silencio al notar que sigo aquí.
—Buenos días —sonrío y me pongo de pie—. Los dejo solos, creo que tienen que conversar.
(...)
En lo que resta de mañana me quedo en la habitación escuchando música y pensando nombres para bebés, que aunque aún no sepa qué sexo es tengo la ligera sospecha de que será un niño tan precioso como lo es su padre.
El teléfono vibrando sobre la mesa de noche hace que salga de aquel debate mental y me apresuro en contestar.
—Royce —hablo a la vez que reviso mi armario para así escoger algo e irme a donde Mark.
—¿Cómo estás?
—Excelente.
No sé si es sarcasmo o en realidad me siento así desde anoche.
—Eso es genial. ¿Sabes qué estoy observando ahora? La fotografía de nuestro bebé.
—Eso es tierno.
Dejo lo que me pondré sobre la cama.
—Pensé un nombre.
—¿Qué nombre?
—Roberto.
Suelto una fuerte carcajada al escucharlo decir eso.
—¡Ni lo pienses! ¡No le pondré ese nombre a mi bebé! prefiero ponerle Juan antes que Roberto.
—¿Por qué? Es lindo, además me lo sugirió un amigo y confío en él.
—Si lo dices...
Miro el reloj y ya debería de estar lista. Tengo que salir temprano o sino llegaré cuando él esté recibiendo su tratamiento.