Capítulo 38

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Me sentí incomoda durante el camino hacia la fiesta. Él no dejaba de mirarme por el retrovisor y me intimidaba.

Cuando llegamos ubicamos un puesto en el estacionamiento y nos dirigimos a la entrada. Mi madre entrelaza su brazo con el de él, y yo los sigo. Al entrar, saludan a un par de amigos y ubican la mesa que nos corresponde.

Todo luce genial. La decoración es blanca con beige, y otro colores pasteles.

Busco con la mirada a Martha hasta dar con ella. Está frente a la mesa de quesos, comiendo y comiendo.

—Hey —saludo. Río cuando veo sus cachetes inflados—. Si lo sé, traga y después hablas.

La obligo a alejarnos de esa mesa y ocupamos dos sillas. Un chico pasa ofreciendo vino y no dudo en agarrar una copa.

—Está bellísimo —veo a donde ella lo está haciendo y doy con un chico.

—¡Martha! —golpeo su hombro para que deje de mirarlo tan descaradamente.

—¿Qué? Soy mujer y también puedo observarlos.

—Me gusta como te ha quedado el vestido. El rojo siempre se te verá bien.

—Gracias. Será mi color favorito hasta que tenga los setenta —ríe—. ¿Qué opinas de mi cabello?

—Me gusta, se ve genial ondulado.

—No te quedas atrás. Ese vestido está precioso.

Seguimos conversando hasta que comienza todo. Las canciones se escuchan en el inmenso salón y todos se adentran a la pista. Bailo con Martha hasta que ella me deja por un chico y no me queda más que agarrar al hijo de Claire que sólo tiene ocho años pero baila muy bien.

—Atención —dicen al micrófono y la música deja de escucharse—. Todas las damas que estén aquí acercarse a la novia. ¡Es hora de lanzar el ramo!

Todas gritan emocionadas y se acomodan a espaldas de Claire.
Martha me jala y me une a ellas.

—Uno... dos... ¡TRES! —lo lanza y todas gritan.

Martha y yo nos miramos riendo. Al menos a mí no me gustaría tenerlo aún sabiendo que eso es falso.

—¿Viste quién lo agarró? —sigo su mirada y veo a la mujer que ríe.

—Mi madre —suspiro—. Sólo es tradición. No creo en esas cosas.

—Si tú lo dices. ¿Vamos? Iré por mas queso.

—Ve tú.

—Qué mala amiga —bufa y va por sus quesos.

Me acerco a la mesa que le asignaron a mi madre y no hay nadie sentado. Me siento y recorro a los invitados fijándome en un grupo de hombres que conversan mientras beben, y lo veo. Parece notarme porque voltea a mirarme para luego decirle algo a sus amigos y alejarse de ellos.

—¿Qué haces aquí? Te hacía con Martha.

—Fue por queso.

—No sé cómo sigue flaca —añade y me hace reír.

—¡Atajé el ramo! —dice muy contenta mientras lo deja sobre la mesa—. ¿Será que pronto seremos los afortunados?

—No creo que eso de tener suerte al agarrarlo sea cierto.

—Quizás sea pronto —miro a Royce quien ha dicho eso y siento algo extraño en el pecho.

—¿Por qué lo dices?

—Puede que pronto tu madre tenga mi apellido —entrelazan sus manos y mi mamá no deja de sonreír.

—Voy al baño.

Los dejo y me dirijo a los sanitarios. Prácticamente corro, hasta al punto de casi tropezar con una chica que lleva una bandeja con copas. Ya dentro y frente el espejo siento unas enormes ganas de llorar. Todo esto está lastimándome. Sé que en cualquier momento podrían casarse pero no estoy preparada.

Retoco mis labios de rojo y lavo mis manos, deseando lavar mi rostro.

—¿Qué haces aquí? ¡Sal! —cierro la cartera y me doy la vuelta—. Es el baño de damas.

—No, tú has entrado al de caballeros.

—¿Qué? ¡Claro que no! ¿Qué has hecho?

—Solo cambiar la identificación.

—¡Sal! —intento empujarlo.

—Deja la agresividad —sostiene mis manos pero lo aparto. Temo que alguien entre y nos vea—. Martha me pidió que te dijera que te esperaba acá. No sé que querrá.

Leo la dirección y frunzo el ceño.

—¿Un hotel? ¿Por qué ella tendría que citarme allí?

—No lo sé.

—No iré.

—Según debe confesarte algo. La verdad la vi muy mal.

—Mamá no me creería.

—Puedo ayudarte.

—¿Cómo?

—Le diré que te llevaré porque Martha te necesita.

Agradezco su ayuda. No entiendo porqué la loca de mi amiga me citó en ese hotel pero me preocupa.

—Está bien. Sal primero, y espérame en el estacionamiento.

Salgo del baño y veo la identificación, sí las cambió. Está loco. Cuando pienso que podré salir y que él me está esperando Claire me llama para la foto con los invitados. Confirmo que Martha no está por aquí y me siento más preocupada por ella.

Un brazo se posa en mi cintura y es él. Lo aparto y después de que el flash aparece me alejo de todos.

¿Qué no sabe que alguien puede mal interpretar?

Double Vision (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora