—Va uno, faltan quince —hizo el recuento mientras colocaba su botín en una caja oculta en un compartimento secreto en el suelo, que, a su vez, estaba oculta bajo un tapete.
—Vaya, es increíble. Ese lugar tenía mucha seguridad. Tienes suerte de tener a tu leal y sumamente atractivo hacker cuidando tus narices —dijo Zip por medio de su comunicador.
—¿Atractivo? —cuestionó ella.
—Solo admítelo, soy irresistible.
Ella soltó un suspiro cansado. Zip era un buen hacker y debía admitir que sabía sacarla de apuros, pero su ego podía llegar a acabar con su paciencia.
—Ah, casi lo olvido, tu padre envía saludos.
—Mándale besos de mi parte —colocó el tapete sobre el compartimento, luego se puso de pie.
—¡¿Y qué hay de mí?!, ¿no hay ningún beso para mí?
Ella rodó los ojos.
—¿Cuál es el siguiente blanco? —preguntó ignorando la pregunta.
—Una tienda de antigüedades en la Caverna Comercial. —Zip tenía la costumbre de molestarla, pero sabía que ella tenía un límite que era mejor no sobrepasar.
—¿Alguna noticia del Shane?
—Nada, pero después de hoy... ándate con ojo.
—Bien. Estoy segura de que él se convertirá en una molestia tarde o temprano.
—¿Vas a contarme por qué tanto misterio con el Shane? —Ese tema cada vez lo intrigaba más. ¿Por qué tanto interés por un Shane? Ella jamás estuvo en ese lugar, así que no entendía por qué tanto misterio.
—Tú solo limítate a hacer tu trabajo, Zip —le ordenó.
—Descuida, eres casi imposible de detectar. Y si lo intentan, lo sabré de inmediato. Mmmm, yo que tú esperaría un poco. Sería algo sospechoso que haya dos robos seguidos.
—No, Zip, quiero acabar con esto lo más rápido posible.
No quería estar mucho tiempo en ese lugar. Sus planes eran ir y regresar sin que la descubrieran, o al menos, no tan rápido.
Primero tenía que conocer mejor a su actual amenaza y averiguar si verdaderamente era un peligro. Y sabía cómo hacerlo.
—¿Tienes lo que te pedí?
—Lo estoy enviando a tu PDA.
—Bien. Descansa, Zip, es todo por hoy. —Se despidió.
—Descansa, preciosa.
**********
—Vaya, es un honor tener a la banda de Shane en mi humilde morada. —El señor Ricobich extendió sus brazos.
—Buenas noches, señor Ricobich —saludó Eli.
—Supongo que están aquí por mi alerta de robo.
—Así es. Puede estar seguro de que la banda de Shane descubrirá y detendrá a ese ladrón —le dijo Eli con seguridad.
—Perfecto —respondió el señor Ricobich, satisfecho.
—¿Puede decirnos qué fue lo que le robaron? —preguntó Trixie.
—Ah, sí. Síganme —hizo un gesto para que lo siguieran.
El señor Ricobich los condujo hasta una inmensa habitación que tenía libreras a cada lado.
ESTÁS LEYENDO
Secretos de un Shane
FanfictionComenzó a acercarse a la puerta hasta que distinguió la voz de una persona murmurar. -Lo siento, Will Shane, pero ya no puedo seguir callando esto. Tu hijo merece saberlo. Un segundo... ¡¿Qué acababa de decir?! -¿Profesor?- habló Eli, quién ya había...