CAPÍTULO 34

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En cuestión de una semana todo estuvo listo.

Eli apenas recordaría lo que pasó en esa semana.

Twila consiguió los permisos de expedición necesarios para ir a donde antiguamente se encontraba la civilización de Tiahuanaco.

Él y sus amigos escucharon una pelea que Richard Croft tuvo con Zip por algunos permisos perdidos que luego tuvo que reponer. Causando que se retrasara un par de días más.

Pero ahora agradecía bastante ya no tener la mirada intimidadora de Richard Croft sobre su cuello. No solo porque hacía cinco días había partido hacia esa expedición de la que apenas supo de qué se trataba. Sino por una pequeña charla que ambos tuvieron al día siguiente de que Twila le contara su pasado.

⟨⟨ Ese día se había despertado temprano para seguir con la ardua tarea de terminar con esos libros. Y aunque nunca lo consiguió, al menos pudo aprender datos históricos que en su tiempo de estudiante jamás les prestó ni la menor atención.

Salió de la habitación, encontrándose con sus amigos en el comedor. Twila al parecer había salido a hablar con los contactos que, según ella, le ayudarían a agilizar los trámites.

Twila no quería ningún tipo de problema legal que pudiera entorpecer la búsqueda. Ella únicamente le dijo que una vez que pagara los permisos, todos los demás temas burocráticos solo serían añadidura.

"A ellos solo les interesa conseguir el pago del permiso. Todo lo que yo haga después no les interesa".

Eso había dicho.

Luego del desayuno, se sintió aterrorizado al ver que Trixie y Aurora entablaban una muy amistosa conversación.

No lo entendía. A Trixie parecía no agradarle. Y de un segundo para otro se llevaban bien.

Richard Croft volvió a levantarse a media comida y le exigió seguirlo.

Kord no estaba muy contento con la forma en la que él se estaba refiriendo a ellos. Sin embargo, logró calmarlo. Pero Kord había decidido mantenerse en la habitación hasta que llegara el momento de partir. Según él, no se sentía cómodo.

—¿Así que Twila ya te lo ha contado todo? —preguntó él mientras se acomodaba en su escritorio.

—Sí —respondió mientras cerraba la puerta detrás de él.

Richard Croft soltó un suspiro cansado.

—Creo que yo también te debo una disculpa.

Eli sintió como su boca llegó al suelo.

—No me mires así —dijo él, riendo.

—Lo siento, solo que... creí que le caía mal.

—No digo que me caigas bien. Solo... tampoco me caes mal.

«Que esclarecedor», pensó.

—Yo me he encargado de mantener a Twila a salvo todos estos años. Y ahora con tu llegada... no lo sé, solo creí que volvería a salir lastimada.

Eli sonrió.

—Lo entiendo. Yo en su lugar creo que hubiera hecho lo mismo.

—Tal vez —respondió él con aire ausente—. Yo estuve ahí cuando todo pasó, y sé cuánto sufrió, Eli. No fue algo que superó de la noche a la mañana. Tardó días en comer y semanas en dormir.

Eli se sorprendió. Twila no le había dicho eso.

—Aurora ayudó bastante a que Twila lograra adaptarse aquí.

Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora