CAPÍTULO 67

44 7 7
                                    

Llegar a Nepal les resultó una travesía.

Trixie se pasó los dos días siguientes telefoneando y obteniendo permisos y accesos. Tuvieron que vender parte del oro para convertirlo en los diferentes tipos de moneda que necesitaron para viajar. En teoria todo tendría que haber ido bien, pero ella misma admitió que cuando más de uno le opuso resistencia, le hizo falta la intervención de Twila. No había fuerza en la Tierra capaz de resistir el carisma de Twila Croft.

Sin embargo, consiguieron cruzar la frontera hacia el frío país. Lo primero que hicieron fue buscar la ropa adecuada para soportar el clima invernal. También pagaron alojamiento por algunos días en un pequeño y humilde hostal que no estaba destinado para los turistas, sino más bien, para los residentes del mismo país.

Cuando tuvieron las comodidades que consideraron suficientes, iniciaron a organizar los movimientos que tendrían que dar.

Nunca imaginaron que cuando Twila mencionó "Himalaya" resultaría ser toda una cadena montañosa prácticamente imposible de escalar. Era seguro de que si intentaban escalarlo por su cuenta, o se perderían, morirían por las bajas temperaturas y la falta de oxígeno, o morirían por cualquier caída fatal.

En ese momento Eli deseó todavía contar con el apoyo de Twila. La necesitaba. Necesitaba su fuerza, su convicción. Necesitaba su aire de reina y su absoluta autoconfianza. La seguridad de que sabría manejar las cosas, la seguridad de que pondría solución a todo. Su inquebrantable fe en sí misma.

No paraba de preguntarse si Twila ya sabría sobre su huida y si ya habría encontrado la carta que le había dejado.

—No.

Eli dio un respingo cuando Kord entró por la puerta de la pequeña habitación.

—Ninguna persona quiere ayudarnos. No subirían a esas montañas ni por todo el oro del mundo. ¡No te imaginas lo que me costó encontrar a alguien que hablara inglés! —concluyó.

Lo cierto era que el choque cultural y de idioma fue otra cosa para lo que no estuvieron completamente preparados. Y menos cuando Pronto casi fue linchado por ordenarle a una vaca que se quitara del camino.

—Entonces habrá que buscar la forma de hacerlo por nuestra cuenta —resolvió Eli—. No podemos perder más tiempo. Si nos fuimos de Inglaterra fue para encontrar la llave en menos tiempo del que Twila habría usando.

—Y además— continuó Trixie —Las rupias se nos están acabando y el oro también. Tenemos que movernos si no queremos quedarnos varados. Según mis cuentas, tal vez nos quede dinero para conseguir algo de material y para viajar luego a Bolivia. Si pagamos más este hotel es probable que ya ni siquiera podamos salir de este país.

Eli suspiró, cansado. Caminó hasta la cama, se agachó, y rebuscó hasta extraer la espada.

—Tenemos que movernos. Nos saldrá más barato construir un campamento que seguir en un hotel —dijo Eli.

Los demás asintieron de acuerdo.

**********

Nepal.

La cultura tan diversa y exquisita. Monumentos y templos que recordaba bastante bien porque había recorrido la mayoría de ellos.

Todo era esplendoroso.

Twila sacudió la cabeza, molesta. ¡No era momento para nostalgias! Esta vez era algo muy diferente. Se sentía ofendida e insultada. Quizá no había sido muy cortés con la banda, ¿pero Eli? Al fin y al cabo los había acogido en Inglaterra y les regaló su ayuda. ¿Cómo se atrevían los muy desgraciados a hacerle aquello? ¡Ya verían!

Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora