El hombre permaneció dos horas en aquella cafetería esperando a su nuevo y muy reciente cliente.
Dos largas horas con la taza de café vacía frente a él, con una mano rodeándola y la otra sobre un periódico. Aunque en aquel momento no era más que una maniobra de distracción.
Si fingía leer, levantaría menos sospechas. Si fingía leer, nadie, particularmente una mujer, vendría a molestarlo. Ya se había acostumbrado a que siempre le sería difícil pasar desapercibido. Pero podía evitar que lo molestasen.
Permaneció allí porque su nuevo cliente no solía, y tampoco le gustaban, los típicos lugares en donde se cerraban aquella clase de trabajos.
Le había costado.
Pero al fin de tanto tiempo había conseguido aquel trabajo. O, mejor dicho. Al fin había conseguido que aquella persona lo contratara.
Y, sobre todo, cada vez estaba más cerca de ella.
No es que necesitara de toda aquella pantomima para acercársele.
Pero todo aquello lo hacía mucho más interesante. Mucho más excitante.
Aquella cafetería no estaba vacía ni siquiera durante las horas de clase. Siempre había alumnos que faltaban a clase, o que mataban el tiempo entre clase, o profesores con horas libres que bajaban a despejarse un poco.
En cualquier caso, nunca tendrían la privacidad que él necesitaba. Ni la que le gustaba.
Llamar la atención no era lo suyo. Y no entendía por qué su cliente se había rehusado a ir a un lugar con menos gente y con más discreción.
Pero ahí estaba, esperándolo.
—Ojalá y todo esto valga la pena. —Se dijo a sí mismo. Pero en lo más profundo de su ser sabía que todo aquello sí que valía la pena.
Un grupo de estudiantes se sentó en la mesa frente a él. El hombre de veintitrés años pasó discretamente una página del periódico y fingió observar con detenimiento el anuncio del evento que, ya tenía fecha. En una semana se llevaría a cabo la presentación de la tan esperada reliquia india. La estatua de Durga. A cargo del arqueólogo Richard Croft.
Era muy fácil oír lo que los alumnos comentaban, despreocupados.
—... ¿ya viste el anuncio? Dicen que en una semana es la presentación y que luego hay una especie de gala.
—¿De qué?
—De gala, tío. Una gala nocturna con su cóctel y todos los peces gordos de la universidad...
—¿Una cena pija por una estatua? ¿Cuándo se ha visto eso?
Una de las mujeres rodó los ojos y luego dijo:
—Es una reliquia de hace siglos. ¿No lo entiendes? Ha encontrado algo gordo. Hace años que no se habla de otra cosa. Yo he oído decir...
La estudiante bajó la voz, pero el hombre tenía el oído fino.
—... ¡que ha encontrado criaturas extrañas!
Otra estudiante soltó un bufido.
—¿Otra vez a vueltas con esa gilipollez? Hace años que se dice que ha encontrado criaturas extrañas. Es una leyenda. Esas cosas no existen.
—Pues la National Geographic está revolucionada, guapa. Llevan meses intentando contactar con él, o al menos intentan dar con la hija, pero ella anda de aquí para allá y... ¿sabes qué?... —volvió a bajar la voz— ... hay unos periodistas que dicen que desapareció algunos meses. Nadie sabe a dónde fue o por qué, pero cuando volvió, lo hizo con unas personas extrañas a las que simplemente encerró en su mansión.
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Secretos de un Shane
FanfictionComenzó a acercarse a la puerta hasta que distinguió la voz de una persona murmurar. -Lo siento, Will Shane, pero ya no puedo seguir callando esto. Tu hijo merece saberlo. Un segundo... ¡¿Qué acababa de decir?! -¿Profesor?- habló Eli, quién ya había...