Richard observó a través de sus binoculares. Buscaba perniciosamente entre la espesa neblina una estructura antigua de la que Twila y las demás le habían hablado hacía años.
La encontró:
Quería ir ahí. Necesitaba saber qué había sido lo que había despertado aquella obsesión de Twila por Excalibur.
—¿Ya está todo? —le preguntó al exmilitar amigo suyo. Aguardó los binoculares y lo miró.
Dawn, el hombre de 40 años, quien después de haber terminado su tiempo en el Ejército Británico inició una agencia de seguridad que contrataba a otros exmilitares, asintió.
—Todo, Croft —le lanzó una mochila.
Richard la tomó y se la colgó en la espalda.
—Gracias por acceder a hacer esto por mí.
Dawn volvió a asentir.
—Por el padre de la loca de Twila, lo que sea.
—¿La sigues llamando loca?
—La chica estacionó un tanque enfrente del Palacio Británico solo para recoger al Primer Ministro, ¿cómo quieres que la llame?
Richard se carcajeó.
—Volveré lo más pronto que pueda.
—¿Irás a esas ruinas? ¿Tú solo?
—Me las sé apañar bien por mi cuenta.
Richard le dio un leve vistazo a las tiendas.
—¿Y qué hago yo con los "invitados"?
—Lo primero, mantenerlos vivos. Lo segundo, evitar que se vayan. Los tengo que llevar de vuelta a Inglaterra, caminando o arrastrando. Y tercero... evita hacerles mayor daño.
Dawn sonrió.
—Es una suerte que conservemos los tranquilizantes. Descuida, Croft, ellos de aquí no se mueven.
Richard le devolvió un saludo militar y emprendió rumbo a las estructuras que consiguió divisar.
(...)
Tardó más de un día en llegar al templo.
Era antiguo, y terminó siendo mucho más grande de lo que había pensado.
—Así que decidieron tapizarlo basado en los tibetanos. Ingenioso.
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Secretos de un Shane
FanficComenzó a acercarse a la puerta hasta que distinguió la voz de una persona murmurar. -Lo siento, Will Shane, pero ya no puedo seguir callando esto. Tu hijo merece saberlo. Un segundo... ¡¿Qué acababa de decir?! -¿Profesor?- habló Eli, quién ya había...