Comenzó a acercarse a la puerta hasta que distinguió la voz de una persona murmurar.
-Lo siento, Will Shane, pero ya no puedo seguir callando esto. Tu hijo merece saberlo.
Un segundo...
¡¿Qué acababa de decir?!
-¿Profesor?- habló Eli, quién ya había...
Consiguió sujetarse a Kord antes de caer al vacío.
—¡Eli!, ¿estás bien? —le preguntó Kord mientras ayudaba a Eli a subir.
—Sí —respondió él. Se agarró a la ladera y se impulsó hacia arriba—. Gracias. —Se puso de pie—. Extraño Bajoterra. Ahí el viento no te mandaba a volar y el frío no se te metía debajo de la ropa.
—Bueno —dijo Trixie revisando el mapa—. Según esto el avión tendría que estar en la otra ladera, así que ya falta poco.
—¡Entonces démonos prisa! ¡Pronto apenas siente la nariz!
—Por eso te dijimos que te aseguraras bien la bufanda —le reclamó Kord.
—Sí, pero no sabía que iba salir volando. —Se excusó Pronto.
Eli miró a Burpy en su hombro. Ambos negaron cansados.
—Ay, Pronto.
—Sigamos —dijo Kord—. Si estamos más tiempo en esta montaña regresaremos a Bajoterra con piel de hielo.
Todos asintieron y continuaron ascendiendo por la enorme ladera cubierta de nieve, hielo y con el viento azotando a cada lado. Se ayudaron con sus babosas aracniredes para aligerarles un poco la tarea.
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Cuando llegaron a la cumbre distinguieron los restos del avión algunos metros más abajo, en el borde de la ladera.
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—¡Ahí está! —festejó Eli—. ¡Vamos, chicos! —Se deslizó ladera abajo. Kord tomó a Pronto de la cabeza y se deslizó también, Trixie los siguió. En pocos segundos estuvieron frente al avión.
Eli corrió y estuvo a punto de entrar en lo que quedaba de la cabina, pero Kord lo detuvo poniéndole una mano en el hombro.
—Espera, amigo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Mira bien el avión —indicó él—. Si entras sin poner un contrapeso caerás junto con él.
—¿Entonces qué sugieres?
—Pues. —Kord miró a todas direcciones.
El avión estaba evidentemente hecho pedazos. Las piezas metálicas se encontraban esparcidas por lo menos a cincuenta metros a la redonda, sin contar con los que se habían perdido permanentemente en el acantilado.