CAPÍTULO 19

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Ya habían caminado al menos un par de horas, y toda la banda estaba exhausta. El viaje agotador, sumado a la larga caminata ya les había pasado factura. Pronto prácticamente estaba arrastrándose en el suelo. Por lo cual, era Kord quien lo llevaba a cuestas.

Twila, por otra parte, ni siquiera había comenzado a sudar. Pero para sorpresa de Eli, ella había adoptado una actitud fría y cortante.

«¿Acaso será bipolar?», se preguntó Eli una y otra vez.

No había hablado nada después de que le dijera que debían viajar a la Superficie. Y ya lo estaba preocupando.

La cueva ya estaba oscura. De no ser por la luz de Burpy, estarían prácticamente sin poder ver sus propias narices.

El estómago de Pronto resonó estruendosamente causando eco en la cueva.

Todos miraron molestos a Pronto.

—Lo siento. Pronto necesita comida. —Se disculpó seguido de una risa nerviosa.

Twila pareció ni siquiera prestarle atención, porque siguió caminando como si no hubiera escuchado nada.

Eli no entendía por qué ella pasó de cruel y desafiante a callada y cortante.

Siguieron caminando hasta que divisaron lo que parecía ser una hoguera que aún no estaba encendida.

Se acercaron poco a poco y, sí, era una hoguera.

Twila se detuvo cerca de ella, se acuclilló, sacó un mechero y encendió la fogata que había preparado antes de que la banda llegara.

—Descansaremos aquí. A oscuras no podrán avanzar mucho. Seguiremos en la mañana.

—¿Lo tenías todo preparado? —preguntó Eli mirando asombrado las llamas consumir las ramas. En ese lugar no había árboles en donde conseguir leña. Así que era más que obvio que ella ya lo tenía preparado.

—Conozco a los humanos. Y sé que se cansan demasiado rápido. Algo de lo que yo no sufro, soy más resistente que ustedes —mencionó Twila. Pero sorprendentemente para todos, esa vez lo dijo sin ningún gesto de sarcasmo. Lo había dicho sinceramente.

Twila se incorporó, aguardó el mechero en una de las bolsas de su short y se sacudió las manos. Caminó hasta una inmensa bolsa alonada que estaba a la par de la fogata y sacó algunas cosas de ahí.

A Pronto se le iluminaron los ojos al ver la comida enlatada que Twila llevaba en las manos. Así que corrió y las tomó, como si fuera un niño al que se le había regalado dulces.

—Será mejor que comamos algo —mencionó Twila.

**********

—Así que Twila al fin lo hizo —habló Richard Croft tomando el puente de su nariz, cansado.

Zip ya le había contado el trato al que habían llegado Twila e Eli.

—Así es, jefe. Twila regresará muy pronto, y al parecer, lo hará con compañía.

Aurora también estaba escuchando toda la conversación desde una de las sillas que estaban en el estudio de Zip.

—No te enojes con ella, papá. Yo fui quien la convenció de traerlos aquí —defendió ella a Twila—. Ella no iba a hacerlo, pero es necesario que Eli esté aquí. Él no confiará en ella si solo ella busca el artefacto y va directamente por Will Shane.

Claramente Aurora había planeado una pequeña trampa que ni siquiera Twila había notado. Quería que ella conviviera con Eli. Y también lo había hecho porque quería conocerlo. ¿Tan malo era eso?

Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora