CAPÍTULO 7

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La banda condujo hasta la Universidad Babosaturia.

A lo lejos distinguieron a Carolina esperándolos cerca de la entrada. Se encontraba leyendo un libro. Vestía una blusa de color azul oscuro y un pantalón color negro. También llevaba una mochila negra, en donde supusieron, llevaba el libro que Eli le había dado, aparte de otras cosas que seguro necesitaría.

Se detuvieron justo frente a Carolina. Ella se sobresaltó al escucharlos frenar porque estaba demasiado entretenida en su lectura.

—Hola, Carolina —saludó Eli—. Perdona la tardanza —se disculpó.

—Ah, hola, banda de Shane —saludó Carolina—. Descuiden, no llevaba mucho tiempo esperándolos —aguardó el libro en su mochila.

—¿Lista para irnos? —le preguntó Eli cuando Carolina terminó de aguardar el libro.

—Claro, solo que... ehmm. —Carolina se quedó callada.

—¿Qué sucede? —le preguntó Eli, preocupado por su expresión.

—¿Iremos en mecabestia?

—Así es, ¿pasa algo? —Eli notó que Carolina parecía... ¿asustada?

—No, nada, es solo que... jamás me he subido a una —respondió ella junto con una risa nerviosa.

—¿Qué? ¿jamás has subido a una? —preguntó Trixie.

—Bueno, jamás aprendí a conducir una. Es por eso que vivo cerca de la universidad.

Eli rio.

—Descuida. No tengas miedo. Sube.

Carolina lo miró no muy convencida, pero terminó subiendo a la mecabestia de Eli

—Bien, ahora sujétate de mí —le aconsejó él.

—¡Qué! —gritó ella, y un leve sonrojo apareció en sus mejillas—. No creo que sea necesario —respondió acomodándose un mechón de su cabello.

—Okey. —Eli aceleró su mecabestia, y Carolina, asustada, lo tomó de la cintura para evitar caerse.

—Bien, bien, ¡me sujetaré! —exclamó asustada.

—Lo siento. —Se disculpó Eli, aunque le pareció adorable verla con el rostro contraído y los ojos bien cerrados—. Bien, vámonos. —Esta vez se aseguró de que Carolina estuviera bien sujeta a él antes de acelerar.

En el transcurso del camino Kord preguntó:

—Oye, Carolina, ¿ya le has echado un vistazo al libro?

Ella le dirigió la mirada y le respondió:

—Sí. Es una codificación demasiado compleja.

—¿Crees que podrás hacerlo? —preguntó Eli.

—Creo que sí, pero antes tendré que averiguar en qué idioma está escrito.

—¿Idioma? —preguntó Eli, confundido—. ¿Ese libro puede estar escrito en otro idioma?

—Aja. Según mi padre las Gemas usaban diferentes idiomas. Idiomas que no se usaban en los lugares en donde decidían esconder sus artefactos.

—Ja. Ellas sí que no querían que nadie les robara nada —reconoció Eli.

Ahora entendía por qué el profesor Cromwell no logró entenderlo.

—Así es. Para las Gemas dejar que alguien les robara algún artefacto significaba un gran peligro, ya que podían usarlas en su contra.

—Señorita Collins, si los idiomas que ellas usaban no son conocidos en Bajoterra, ¿cómo planea traducir ese libro? —preguntó Pronto.

La expresión de Carolina cambió a una de tristeza.

Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora