CAPÍTULO 36

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"No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo"

Buda

Todos tuvieron que regresar de inmediato a Inglaterra. No hubo tiempo de esperar el vuelo del día siguiente. Tomaron conexiones en diferentes países para llegar. Y cuando no hubo ningún vuelo que los acercara a Inglaterra, entonces fue Twila quien cobró algunos favores con algunos de sus contactos para que los llevaran a otro país donde sí hubiera un vuelo.

Llegaron a la mansión durante la noche y Twila no se hizo esperar, así que le ordenó a Zip que investigara absolutamente todo sobre la persona que vieron en Bolivia.

Zip tuvo que pasar otra noche en vela.

La banda tampoco pudo dormir. El movimiento de Bolivia, a pesar de haber sido demasiado para sus cuerpos, no fue suficiente para hacerlos dormir en paz.

Twila, en cambio, no pudo dormir por estar buscando en cada uno de sus libros la información sobre ese portal.

No podía creer que fuera el mismo.

Dakota se había ido de la mansión. No dijo a dónde, pero Twila supuso que habría vuelto a Caliza.

Aurora y Miranda no se sorprendieron al verlos aparecer de noche. Las dos estaban acostumbradas a ver a Richard Croft y a Twila ir y venir si de un artefacto se trataba.

(...)

La mañana llegó rápido.

Todos salieron de sus habitaciones, desayunaron, y se reunieron en el estudio de Zip.

—Y bien, ¿quién era? —preguntó Twila.

La existencia de ese nuevo problema ya le estaba comenzando a enojar.

Zip se separó del escritorio para darle mejor vista de los monitores a Twila.

—¿Has oído hablar de los Rutland, Estados Unidos? —señaló el monitor de a un lado—. Acabas de conocer a James Rutland, el hijo pequeño del Senador, fue a Wets Point y prácticamente no ha hecho nada más. Si me lo preguntas, es un perfecto vago.

—Le dijo la sartén al caso.

—¡Oye!

El resto no pudo evitar estallar en carcajadas.

—Veamos la grabación —ordenó ella, ignorando el reclamo de Zip.

Zip rodó los ojos y volvió a acercarse a su computadora para reproducir el video que había tomado desde la cámara corporal que le había puesto a Twila.

Zip rodó los ojos y volvió a acercarse a su computadora para reproducir el video que había tomado desde la cámara corporal que le había puesto a Twila

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Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora