CAPÍTULO 17

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Todo estaba oscuro.

Todo siempre estaba muy oscuro.

Tenía miedo.

Esos hombres y mujeres de batas blancas siempre entraban y salían de esa habitación tan fría.

Y ese hombre...

Era alto y viejo.

Siempre entraba y la miraba con esa cara que le daba mucho miedo.

No sabía qué quería.

Cuando salía, comenzaba a hablar con esas extrañas personas de batas blancas.

Apenas podía entender qué decían.

No es fuerte...

No sirve...

Hemos fracasado...

Era lo poco que podía entender.

Que había que volver a intentarlo y que tenían que deshacerse del proyecto.

No entendía nada y no le gustaba que siempre la forzaran a usar sus habilidades.

La cansaban. La cansaban mucho.

Y a ellos no les importaba.

No los entendía.

Si no los usaba se enojaban y cuando lo hacía también se enojaban.

Tenía miedo.

Y luego...

El fuego.

Había mucho fuego.

Gritaba, pero nadie la escuchaba.

Todos corrían y nadie la ayudaba.

Tenía miedo.

No podía respirar.

Aire.

Aire.

—¡¡Por favor alguien ayúdeme!!

(...)

Twila se despertó con la respiración agitada.

Se sentó rápidamente para lograr recuperar el aliento. Sudaba frío.

¿Qué había pasado?

Hacía años que no tenía aquella pesadilla, y no sabía por qué estaba volviendo ahora.

—Tranquila, Twila. Eso pasó hace mucho. Ya no pueden hacerte daño. Ya no pueden. —Se repitió una y otra vez.

Sabía que ya no podría dormir. Siempre que tenía una pesadilla como esa no lograba dormir.

Así que se levantó de la cama, entró al baño, se desvistió y se metió a la regadera. Encendió el grifo y dejó que el agua recorriera su piel.

Amaba esa sensación.

Tal vez era porque ella controlaba el agua. Nunca supo por qué. Su madre controlaba el fuego y Will Shane no tenía ningún poder, así que era imposible que ella controlara el agua. Pero así era.

Su auricular comenzó a sonar. Alguien la estaba llamando.

Tomó una toalla, la envolvió alrededor de su cuerpo, cerró el grifo y salió de la ducha.

Caminó hasta la mesita de noche en donde estaba el auricular y contestó.

—Hola, Twila. Hasta que al fin contestas. Pensé que te habían secuestrado —reclamó Aurora, molesta.

Secretos de un ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora