—¿Perdón? ¿Por qué?
—Por... enojarme contigo por no haberme podido quedar con Pongo.
—Ah, por eso.
Aurora vio a Twila respirar aliviada.
—¿Ah?
—Nada, creí que era algo mucho peor.
—¿Ah?
—Ya sabes, no he estado mucho tiempo en casa y... me he perdido varios viernes de películas.
Aurora quedó atónita unos segundos, luego, estalló en carcajadas.
—Tonta, jamás me enojaría por eso.
—Y... —continuó Twila—. Porque no me atreví a decir nada hace un momento. Es que... —Se cubrió el rostro, apenada—. He estado llevando a papá al límite. Realmente me sorprende que no haya estallado ya. Y pues... me dio miedo que terminara... gritándome.
—¿Gritándote? ¿A ti? —Aurora quedó sorprendida. Jamás había visto a su padre gritándole a Twila. Al menos no tan fuerte fuera de las llamadas de atención que le daba constantemente.
—Sí.
—¿Te grita?
—A veces.
—Jamás lo vi.
—Porque no es asunto tuyo, Aurora. Si me meto en problemas tú no tienes por qué estar incluida también. Es por eso que no te lo había dicho.
Aurora se mordió el labio. Siempre había creído que ella era la consentida de su padre, y enterarse de que no lo era del todo, la hizo sentirse extraña.
—¿Has visto mi cámara?
La pregunta de Twila la devolvió a la realidad.
—¿Tú cámara? ¿Ese vejestorio?
Twila hizo una mueca.
—Sí. Ese vejestorio. No lo he visto desde que regresé de Bajoterra, y me preocupa que Zip al fin haya conseguido cambiarlo por uno nuevo. —Recordaba muy bien las palabras de Zip: «¿en serio quieres esa cosa? A los dinosaurios tal vez les gustaba usarlo, pero ese cacharro no sirve de nada». Y ella había conseguido cortar por lo sano la conversación, diciéndole: «te deshaces de mi cámara y yo me deshago de tu cabeza».
—¿Por qué no quieres que Zip lo cambie? ¿Esa cámara tiene más años que tú?
—Me gusta... y es uno de los pocos recuerdos que tengo de Caliza... y... de Connor.
—¿Él te la dio?
—No —rio—. Pero la usaba más que yo. Después de que la conseguí.
Aurora arrugó el entrecejo.
—¿Conseguir? ¿Así le llamabas a robar? —preguntó con sorna.
Twila rodó los ojos.
—No cuenta como robo si su antiguo dueño ya estaba muerto cuando la tomé —le guiñó el ojo.
Ahora fue Aurora quien rodó los ojos.
—No, no sé en dónde está tu cámara.
—Bueno, ya la encontraré.
Hubo silencio entre las dos, sin embargo, Aurora siguió analizando las palabras de Twila:
«Porque no me atreví a decir nada hace un momento. Es que... he estado llevando a papá al límite. Realmente me sorprende que no haya estallado ya. Y pues... me dio miedo que terminara... gritándome».
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Secretos de un Shane
FanficComenzó a acercarse a la puerta hasta que distinguió la voz de una persona murmurar. -Lo siento, Will Shane, pero ya no puedo seguir callando esto. Tu hijo merece saberlo. Un segundo... ¡¿Qué acababa de decir?! -¿Profesor?- habló Eli, quién ya había...