Capítulo 14: Mercenarios (Parte 3)

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El Guiverno de las Llamas es un grupo bastante nómada. Mejor dicho, era codicioso. No le gustaba quedarse quieto por mucho tiempo y ver que su dinero desaparecía poco a poco por no trabajar. Así que, apenas el sol se alzó y mostró sus primeros rayos calóricos sobre la Ciudad de Waargas, marchó a la sede del Gremio de Mercenarios y buscó una de las varias misiones.

—«Exterminación de pothariones» —leyó una persona de cabello castaño con muchos mechones blancos debido al abuso de maná, ojos ámbar, facciones delicadas, nariz chata, labios delgados, cuerpo delgado cubierto por ropajes finos y cómodos bajo una túnica marrón oscura—. Es una misión ni muy fácil ni muy difícil. ¿Qué piensan?

Qashke miró al resto de su grupo, esperando la respuesta del mismo. Los pothariones (en singular: potharión/pothariona) son bestias mágicas características del Imperio draghniano, con apariencias similares a escarabajos gigantes y con caracteres temperamentales y territoriales. No tardan mucho para reproducirse y viven en cuevas, saliendo seguido para cazar. Sus exoesqueletos son usados para armaduras y escudos, por lo que son el objetivo perfecto para los mercenarios y el Ejército Imperial Draghniano (EID).

—Parece una buena idea —respondió una mujer alta, de cabello violeta (típico del Reino Vasallo de Batoski, al noreste del Imperio draghniano) hasta los hombros, ojos marrones, cuerpo de culturista natural y vestida con una armadura ni muy ligera ni muy pesada, dos hachas envainadas colgando de su cintura. A Igroria no le importaba mucho cuál sería el objetivo, pues tenía mucha confianza sobre sí misma, más sabiendo que el entorno no era tan hostil como en otras ocasiones.

—Estoy de acuerdo —respondió otra mujer, esta vez de baja estatura, cabello negro, ojos turquesas típicos del Reino Vasallo de Sakros, nariz chata y vestida con ropa cómoda, similar a lo que llevaría un cazador. Womoria tenía los brazos cruzados, su pose favorita mientras esperaba algo.

—¿Dónde hay que ir? —preguntó un hombre joven, de cabello negro, ojos marrones, complexión atlética y vistiendo una armadura ligera. En su espalda estaba envainada una lanza, el arma preferida de Cirvorn.

—En una caverna al oeste, en las montañas Punta Carmesí —respondió Qashke, habiendo leído las especificaciones de la misión—. Delante de la entrada hay un gran árbol de waspal.

Los waspales son frutas comunes de Ípheros, viéndose como naranjas de cáscara e interior azul. Son jugosos y deliciosos, usados mayormente para zumos. Los árboles de waspal sólo tienen una característica especial: troncos grises.

—Los pothariones no son la gran cosa comparado con lo que combatimos antes, así que no deberíamos tener muchos problemas —dijo Cirvorn—. Los únicos inconvenientes son la oscuridad de la caverna y el espacio cerrado de la misma.

—Womoria, encárgate de iluminar nuestro camino —dijo Qashke—. Si avanzamos en formación de falange, el asunto podría volverse algunos niveles más fácil. Yo me ocupo de la defensa e Igroria y Cirvorn de la ofensiva.

La banda preparó un poco más el plan antes de aceptar la misión y partir. No tardaron mucho en salir de Waargas, yendo en dirección al oeste según la indicación de su misión.

El camino fue bastante tranquilo, así que las tardanzas fueron escasas. Sólo pararon en dos ocasiones por culpa de que Womoria se tropezó una vez y de una rama que golpeó a Igroria en la frente. Por mucho que el Guiverno de las Llamas fuera una banda experimentada, seguían teniendo sus descuidos tontos.

—A veces me da vergüenza estar con estas tipas —murmuró Cirvorn tras un pequeño suspiro.

—¡Hey! ¡Te escuché! —objetó Qashke con una expresión algo enfadada.

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