Entre lágrimas, corrió.
Temblando, corrió.
Gritando, corrió.
Incapaz de superar el horror, escapó.
Pero no importaba cuánto corriera, lo mucho que eludiese la realidad, todo el esfuerzo que pusiera para ignorar el sufrimiento.
Ese monstruo seguía ahí.
*
Sudada y con el corazón latiendo a mil, Sarah despertó en medio de una noche especialmente fría. Su pecho se infló y desinfló de forma violenta e irregular, sintiendo que las gruesas sábanas que la tapaban eran como ponerse un abrigo en verano.
Vestía un pijama celeste, su piel pálida empezando a tomar color. Al lado de ella, vio a un joven de cabello café oscuro y ojos negros sentado, sus brazos doblados para apoyar su cabeza. Su mirada era somnolienta, sus párpados a punto de cerrarse en cualquier momento.
Sin embargo, en cuanto vio a su amada despertarse, Jonathan abrió los ojos como platos.
—S-Sarah... —Quiso decir mientras tocaba la mano de Sarah con delicadeza, pero fue interrumpido.
—¡N-NO! —chilló la joven demonio con horror puro, alejando su mano como si una serpiente venenosa quisiese morderla. Se apartó tanto como pudo de Jonathan, sus ojos expresando el mayor de los miedos.
Su cuerpo tembló por el terror que plagaba su corazón, su mente rota por el sufrimiento. La imagen de Alan no hacía más que superponerse con la de Jonathan, el pánico abrumándola como un maremoto de temor y repulsión.
Sarah se destapó y se levantó, alejándose de Jonathan lo máximo que pudo. El ahora ráksasa se irguió y extendió su mano, incapaz de comprender la situación con claridad y intentando inútilmente calmar a su amada, quien sólo pudo verlo como la más aterradora de las bestias y escapó despavorida hacia el baño, donde se encerró.
Su pecho no para de inflarse y desinflarse, hiperventilándose. El horror que sentía aumentó la temperatura de su cuerpo, por lo que corrió hacia el lavabo y se enjuagó con el frío líquido que salió de la canilla, sólo siendo capaz de pensar en el inmenso terror que la abrumaba.
Cuando terminó de lavarse, alzó la mirada y se encontró con su propio reflejo. En aquel espejo, no podía ver nada más que una joven rota y la mano invisible del culpable de su sufrimiento, atándola a un trauma que hirió su alma.
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No-Muerto
FantasyLa búsqueda de la verdad, de sí mismo, es lo que lo impulsa en primer lugar. Sin embargo, más personas entran en su vida y lo llevan a un propósito mayor; pero, para llegar a obtenerlo, tendrá que recorrer un camino lleno de sangre.