Capítulo 63: Escudo (Parte 2)

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Mentira, pensó Harry con cautela. No sé qué estará tramando, pero que un purgador de la plaga visite a un brujo peregrino novato es algo absurdo. Quizá quiere algo de mí o es un enemigo desconocido. Sea como sea, no puede hacerme daño ahora sin una justificación.

—Entonces, ¿está conforme con mi poder? —preguntó el no-muerto, evitando que sus preocupaciones se muestren en su expresión.

—Ya me hago una idea —respondió el purgador de la plaga, quien había usado su casco para evaluar al brujo peregrino durante la conversación.

Sonrió para sus adentros con astucia, sacando su amuleto militar.

—Intercambiemos glifos de contacto —exigió más que pedir.

Esto ya es demasiado raro, pensó Harry, sacando su propio amuleto. ¿Qué quiere de mí? ¿O quiere ganarse mi confianza para saber mis puntos débiles? ¿Un conocido o amigo de Qaxión, quizá? ¿O es que es igual que yo y quiere conseguir todos los aliados posibles?

Mientras se preguntaba una y mil cosas, ambos intercambiaron glifos de comunicación.

—No puedo revelarte mucho ahora, pero ten por asegurado que nos volveremos a encontrar en algún momento —declaró el purgador de la plaga, dándose media vuelta—. Nos vemos, Aniquilador Blanco.

—Nos vemos... —dijo Harry, aún confundido.

*

La Ciudadela de Vesstran está ubicada en el extremo este del Ducado de Armulia. Está rodeada por un inmenso bosque, habiendo cuatro carreteras que llevan al núcleo urbano y siendo bien vigiladas debido a la peligrosidad de la zona.

Antiguamente, en el bosque se llevó a cabo una actividad minera. Era un trabajo que le proporcionó a Vesstran un suministro casi continuo de minerales normales y mágicos. Sin embargo, hubo una serie de desastrosos derrumbes que mataron a la mitad de los mineros, provocando que el barón de aquella época finalice el proyecto.

Ahora la mina estaba abandonada y se prohibía que alguien se acercase debido al peligro, pues muchas bestias y monstruos se amontonaban en la zona circundante. Algunos mercenarios y jóvenes idiotas se aventuraron dentro del yacimiento, todos desapareciendo de la faz de Kinia.

Harry comprobó de primera mano la cantidad abundante de criaturas que amenazaban con matar a cualquiera. Por suerte, no eran una gran amenaza gracias a Terror y su experiencia acumulada.

Bien, tendré que estar alerta desde ahora, pensó Harry mientras entraba a la mina abandonada. Si en verdad hay una gorgona viva, en un espacio cerrado e inestable como éste estaré en una gran desventaja. Encima tiene fuerza sobrehumana y visión nocturna, por lo que las cosas sólo empeoran para mí.

El no-muerto conjuró una bola de fuego de tamaño medio sobre su palma izquierda, con la derecha sosteniendo a Terror. La mina era poco más grande que el pasillo promedio de un edificio administrativo de la Tierra, tan oscura que sería fácil tropezarse si no fuera porque el suelo era, por sorpresa, bastante liso.

Harry avanzó con cautela. No sabía qué podría esperarle al final del túnel o en los siguientes, pues la mina era una red de pasillos. Cada vez que se encontraba con que se dividía a uno, se preparó para la batalla y observó si había peligro antes de continuar.

Necesito revisar todo el lugar para encontrarla, pensó el muerto viviente, algo fastidiado por el hecho. Una enorme pérdida de tiempo, pero no hay de otra. Si intentara llamar a la gorgona, no podría tomarla por sorpresa y perdería la poca ventaja que tengo. Tampoco es que pueda derrumbar todo y luego sacar los restos para....

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