Capítulo 72: Bastardo (Parte 2)

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—Te mataré... —murmuró Jonathan, levantándose entre los escombros de una casa—. ¡JURO QUE TE MATARÉ!

Salió despedido como un cohete hacia Alan, quien hacía lo mismo. Los ojos de Jonathan no veían nada más que al espadachín veterano, al cual percibía como el mayor mal que pudo pisar Kinia. Los seis puños del mercenario se movieron al unísono para desatar una oleada de golpes capaces de matar a un humano común.

Sin embargo, Alan no le dejaría las cosas fáciles.

Penumbra cortó dos brazos izquierdos por el codo, su encantamiento «Descomposición» usando a la magia de la oscuridad a su máxima potencia. La piel, carne y hasta el hueso; la podredumbre se esparció como una plaga a través de las extremidades sangrantes de Jonathan, quien rugió de dolor.

Pero no retrocedió.

El elemento lumínico de su cuerpo aceleró al máximo su reciente factor regenerativo, sus brazos volviendo a crecer mientras Descomposición luchaba por avanzar, siendo retenido y hasta destruido. Era sólo cuestión de minutos para que Jonathan se librase del encantamiento y recuperase sus dos extremidades.

El mercenario desató cuatro golpes al unísono a Alan (quien se había puesto el casco de la armadura): en la cabeza, en ambos lados de la cadera y en la axila derecha. Cada uno llevó consigo una fuerza descomunal impulsada por la magia de la tierra, específicamente por el hechizo de nivel uno «dureza» y el de nivel tres «piel de acero».

La combinación fue tan brutal que Devorasoles, a pesar de no recibir daños significativos, sufrió de un poderoso impacto. La energía cinética persistió en los contundentes golpes, casi licuando los órganos internos de Alan mientras su cuerpo chocaba contra su propia armadura, desequilibrándolo y rompiendo su enfoque en un escupitajo de sangre.

¡Hijo de puta!, maldijo el espadachín veterano, quien no retrocedió a pesar de los daños. ¡Si tanto quieres morir, que así sea!

Alan dio un pisotón para impulsarse, evitando que Jonathan reaccionase a tiempo. Por ello, Penumbra atravesó limpiamente el pecho del mercenario a través del extraño agujero en el mismo, matándolo en el acto.

O eso debió ocurrir.

Segundos antes de que Penumbra entrara en el extraño agujero en el pecho de Jonathan, un delgado rayo blanquecino salió del mismo y envió volando lejos al artefacto, desestabilizando a Alan. Su espada ahora echaba humo, sus encantamientos luchando por prevalecer ante la sobrecarga energética.

«Vorágine rutilante» es un poder de linaje de los ráksasas, el cual consiste en la acumulación y refinación de esencia lumínica en el corazón (el cual es básicamente una batería de magia) para expulsarlo a través del agujero en el pecho como un rayo de luz condensada. Además de ser altamente destructivo, puede sobrecargar artefactos y el factor curativo de casi cualquiera, provocando un consumo excesivo de nutrientes que conlleva al debilitamiento del objetivo.

Por cierto, dicho método es algo muy raro en la magia curativa. Los magos capaces son pocos debido a la experiencia, concentración o/y habilidades especiales que se requieren. Para Jonathan, en cambio, era como una segunda naturaleza desde que se volvió un ráksasa.

—¡TE DESTROZARÉ! —rugió el mercenario, dando un pisotón y apareciendo frente a Alan en una fracción de segundo.

El espadachín veterano había quedado paralizado por lo impactante que había sido la situación. De por sí no sabía nada sobre la nueva forma de Jonathan, por lo que algo tan destructivo como la vorágine rutilante lo dejó paralizado por lo absurdo y hasta aterrador que era el momento.

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