Capítulo 56: Primera misión (Parte 1)

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Xylosma nació en la República de Caserigba, en el extremo norte del archipiélago Seor. Cosechó poder durante un siglo antes de unirse a la Asociación de Razas Kinianas, la organización dándole los medios para mejorar su magia y aumentar su riqueza hasta volverse una gran maga no-oficial.

Llegó al Imperio gherciano por petición de un viejo compañero de la ARK: Conak, un demonio. A cambio de metales mágicos, tenía que administrar su territorio al norte del Ducado de Silatrón. Una tarea sencilla que fue sin contratiempos.

Sin embargo, un día se encontró con que una casa/laboratorio había aparecido de repente en las montañas Kont. Fue a investigar y reconoció, en un cuadro, el rostro de Faqyn. Hace treinta años le había pedido la creación de una espada, la cual nunca recibió y se quedó con la idea de haber sido estafada.

Iba a robar todo lo que se encontrase e incendiar el lugar tras revisarlo tantas veces como fuese necesario para descubrir sus secretos. Al menos hasta que detectó la presencia de un intruso que volaba a toda velocidad hacia la salida.

—Ahora entiendo el porqué de que este lugar estuviese escondido tanto tiempo y ahora se revelase —dijo Xylosma para sí misma, sus ojos brillando de blanco—. Aunque lo sospechaba, pensé que la antigüedad de las matrices provocó que el sistema de ocultación se debilitó y deshizo por sí mismo. Parece que estuve equivocada.

Harry trató de teletransportarse a la salida para escapar sin una confrontación directa, pero la magia dimensional no hizo efecto. En cambio, ocurrió una pequeña explosión que destrozó su mano izquierda.

¿En qué momento usó un hechizo de interferencia?, se preguntó el muerto viviente. Ni siquiera vi las chispas mágicas.

—Ni lo intentes, monstruo —dijo Xylosma con una ligera sonrisa—. Este hechizo que me compartió un amigo de la ARK es mucho más eficiente de lo que puedes lidiar. Ríndete y dime todo lo que quiero saber.

—¿Me dijiste monstruo? Y, más importante aún, ¿eres parte de la ARK? —Harry quería ganar tiempo para crear una estrategia de escape efectiva, pero también quería ver si podía solucionarse todo con la conversación—. ¿Tu amigo es Gallerión Durlario?

—Puedo ver que eres similar a un lich, pero inferior —explicó Xylosma, algo contenta de que el intruso tuviese ganas de charlar en vez de atacar, aunque sabía que tarde o temprano lo haría—. Pareces una anomalía interesante, pero no es mi deber investigarte ni voy a gastar mis esfuerzos en eso. Y sí, soy miembro de la ARK. Pensar que tengo una relación amistosa con ese dríada impulsivo de Gallerión no es nada bonito, pero lo dejaré pasar.

» Sin embargo, no dejaré pasar el hecho de que conoces este lugar y te infiltraste. Dime cómo sabes de este sitio, el porqué de tu llegada y qué objetos te robaste. Por cierto, quisiera que me los entregues a cambio de dejarte ir con vida.

—Gracias, pero no gracias.

Harry salió volando como un cohete a toda velocidad hacia Xylosma, su fuerza amplificada el triple y su espada en mano. En una fracción de segundo había acortado la distancia y, en un parpadeo, ya estaba frente a la apospona.

Su espada dio un tajo vertical hacia la cabeza de Xylosma. Según lo que había presenciado, era una gleevat y podría sobrevivir fácilmente, pero la dejaría incapacitada hasta regenerarse. Sumando la velocidad y fuerza que llevaba en ese momento, el ataque sería lo suficientemente poderoso como para comprarle una considerable cantidad de tiempo.

Sin embargo, sonó el ruido de algo rompiéndose.

¿Eh?, Harry quedó paralizado debido al momento tan surrealista.

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