Capítulo 80: Taberna (Parte 2)

18 0 0
                                    

—Ya sabes, algún motivo para continuar. —Terjidón bebió un poco de toro dulce.

—¿A qué viene la pregunta? —Harry no sabía si sospechar de la situación.

—Me recuerdas un poco a mi yo del pasado, nada más —explicó Terjidón con cierto tono nostálgico pero satisfactorio.

—¿Qué tengo de parecido? —preguntó Harry, sintiendo que indagar en el trasfondo del inari podría traerle algún beneficio a futuro. Si lo conozco más, quizá podré pedir su ayuda con más facilidad más tarde.

—Creo que sería mejor empezar desde el comienzo —dijo Terjidón, recordando tiempos pasados—. Nací en Tunmark, dentro de una familia prestigiosa. Mis padres siempre trabajaban y no los veía seguidos y, cuando sí lo hacía, eran muy abusivos. Imagina algo similar a los estereotipos de padre alcohólico y madre drogadicta.

» Me hundí en las drogas y el alcohol como consecuencia, volviéndome parecido a ellos. Cuando me independicé, quise darle un sentido a mi vida; tabernas, burdeles, casinos. Traté de encontrar algún motivo para continuar, hundiéndome en deseos mundanos.

» Mientras era echado de un bar cualquiera, me encontré con Tarmith. Iniciamos una relación poco después y me mostró lo que en verdad quería: tener una familia. Casarme y tener dos hijos fue lo mejor que me pasó.

—¿A qué quieres llegar con todo esto? —preguntó Harry, algo confundido.

—Primero deberías preguntarte cuál es tu motivación para continuar —dijo Terjidón.

—Mi meta es conseguir poder —afirmó Harry.

—¿Poder para qué?

—Para...

Entonces, Harry se dio cuenta de una incoherencia en sí mismo.

¿Para qué quiero poder?, se preguntó. ¿Para saber sobre mi pasado? Pero, ¿de qué me serviría eso? Además, ni siquiera sé si podría con el tiempo que pasó; muchas evidencias ya debieron haber sido destruidas. Entonces, ¿sería ver feliz a Saya? Seguro, pero es más una meta secundaria. ¿Matar a los dioses? Es una obligación, así que no. ¿Romper la maldición de no-sentimientos? Podría ser libre, pero, ¿para qué? ¿Qué vendría después?

Su pecho punzó bastante, la maldición de no-sentimientos temblando y viéndose amenazada por aquellos pensamientos.

—Sabes —dijo Terjidón, interrumpiendo el existencialismo del no-muerto—, la vida no se trata de deseos mundanos, como lo sería conseguir poder mágico o político. La vida se trata de usar ese tipo de cosas para algo más, algo que satisface el corazón y no la mente, pues esta última funciona con lógica y no con amor. Al menos me gusta verlo así.

—Supongo que... tienes razón —dijo Harry.

—Siempre el más maduro, ¿eh? —comentó Qaxión—. Lástima que eres gobernado por tu esposa.

—¡Hey! —Terjidón se sonrojó de la vergüenza.

—Y encima echado de casa por haber destrozado la cocina —agregó Zarmil con una sonrisa.

—¡JA, JA, JA! —carcajeó Qaxión como si hubiese escuchado el mejor chiste en su vida—. ¡¿A eso se refería con «asuntos familiares»?! ¡Por el amor de Kinia, esto es graciosísimo!

—Oh, vamos —exclamó Terjidón con vergüenza—. Sólo me distraje un momento y...

Entonces, su amuleto personal parpadeó y su conciencia fue atraída. El inari reconoció el grifo de comunicación de su esposa y atendió la llamada al instante.

No-MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora