La Ciudad de Sarissu es la capital de Kazra, antiguamente el centro de poder del Reino de Zerantia cuando la misma recién empezaba a alzarse como país. Fue un momento tenso donde los zerantianos y ghercianos luchaban por el control del territorio, tener el núcleo de la nación tan cerca del enemigo haciendo que los ataques nunca cesasen debido a que cada golpe de debilidad podría significar la victoria absoluta.
A pesar de todo el poder que ostentaba el Imperio gherciano gracias a sus gobernantes, Damián Méndez el Espadachín Blanco y Aiko Tanaka la Luna Negra, y todas las grandes figuras que servían a la nación, Zerantia tenía dos titánicos puntos a favor en el conflicto.
Primero que todo, el Imperio gherciano tenía demasiado entre sus manos. Mucho territorio estaba siendo avasallado a través de multitud de técnicas y sacrificios, personajes importantes como Qamra Didnowin y Marcus Armulia estando ocupados con la conquista de sus respectivos terrenos asignados como para aportar mucho más que con el envío de soldados. Damián y Aiko se encontraban fuertemente debilitados por la Gran Guerra, mientras que Drangunius y Garghkrus decidieron con firmeza no interferir en la nación de forma directa.
En segundo lugar, Zerantia era muy diferente durante sus primeros tiempos como país en comparación con la actualidad. En ese entonces, su nombre era «Sublime Estado Zerantiano» y su Ejército recibía gran parte de los fondos, teniendo tal entrenamiento que sus miembros podían hasta superar en ferocidad y disciplina a los draghnianos, quienes son considerados los soldados más cercanos a la perfección.
Los guerreros zerantianos nunca desistieron en la defensa y hasta en la ofensiva, desatando vigorosos asaltos que igualaron y, en varias ocasiones, superaron a las fuerzas ghercianas. Fue una lucha de poder constante que sólo terminó cuando el Imperio draghniano atacó por el oeste, obligando al gobernante de entonces a ramificar sus esfuerzos de conquista.
Con el tiempo, la capital zerantiana fue movilizándose lejos junto a sus tropas, dejando rienda libre al Imperio gherciano para establecer el Ducado de Kazra y, por ende, la Ciudad de Sarissu.
Genial, pensó Morrigan, asombrada al contemplar el lugar.
Sarissu se alza imponente con sus altos muros de piedra maciza y sus torres vigilantes que se elevan hacia el cielo. Al ingresar a la ciudad, los visitantes quedan maravillados por la arquitectura que parece una mezcla entre el estilo otomano y griego. Los estrechos callejones empedrados, con sus exquisitos arcos y balcones tallados, están adornados con banderas y estandartes del ducado y del imperio que ondean al viento, creando un ambiente vibrante y lleno de vida.
El corazón de la ciudad se encuentra en la Plaza de Télikus, un amplio espacio rodeado por multitud de edificios ostentosos y un castillo que, obviamente, no le llega ni a los pies al Palacio del Fénix en todos los aspectos. En el centro de la plaza se alza una imponente fuente de mármol, donde el agua cristalina fluye en cascada, lo que crea un ambiente refrescante y relajante. El lugar está adornado con estatuas de héroes y dioses que parecen cobrar vida con cada rayo de sol.
Morrigan continuó observando la ciudad mientras el carruaje avanzaba, adentrándose cada vez más en las bulliciosas calles de Sarissu. Vadirsón y Timandra discutían acaloradamente sobre cosas triviales, Qashke leía un libro sobre magia y Eleonora conducía en un silencio agradable, notándosele de lejos lo emocionada que estaba.
Les encantaba la idea de hacer turismo por Sarissu, pero se forzaron a no detenerse en ningún lugar por demasiado tiempo hasta que tuviesen una idea certera de cómo encontrar a Kalastir. Sobre todo Qashke, quien insistía en actuar tan rápido como fuese posible antes de que surgiera la probabilidad de que el Halo Solar deje la región.
Así fue como, de forma medianamente rápida, llegaron a instalarse en una posada de calidad media y se reunieron todos en una sola habitación.
—Bien, es hora de ser estratégicos —dijo Morrigan, poniendo dos mapas: uno político y otro topográfico.
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No-Muerto
FantasyLa búsqueda de la verdad, de sí mismo, es lo que lo impulsa en primer lugar. Sin embargo, más personas entran en su vida y lo llevan a un propósito mayor; pero, para llegar a obtenerlo, tendrá que recorrer un camino lleno de sangre.