Eran seis personas; tres hombres y tres mujeres. Se veían como mercenarios que pasaban por una mala época, pues sus ropajes estaban en pésimas condiciones y sus cuerpos sucios, con miradas poco alegres.
—El lugar se ve mejor de lo que recordaba —murmuró uno de ellos, un hombre de cabello café oscuro y ojos negros con múltiples cicatrices. Era Jonathan.
—Quizá sea porque estuvimos demasiado tiempo viviendo como animales —dijo una joven de cabello castaño y ojos avellana con tono pesimista. Era Sarah Moghut.
—Creo que eso es una exageración —negó una mujer medianamente voluptuosa de cabello negro lacio, ojos miel afilados, nariz aguileña y un lunar en su mejilla izquierda. Era Sermya en su forma humana.
—Tiene bastante más verdad de lo que me gustaría —suspiró un hombre joven de cabello castaño, ojos ceniza y cuerpo delgado pero musculoso. Era Lhepas en su forma humana.
—Ahora ya podremos vivir como personas civilizadas —rió ligeramente un hombre mayor de cabello blanco y ojos negros. Era Beltran Salazar.
—Ya dejémonos de tanta charla —dijo una mujer de cabello rubio y ojos verde oscuro. Era Saya.
Luego de la destrucción de la aldea demoníaca, el ambiento dentro del grupo se volvió sombrío. Sarah lloraba seguido, Jonathan dudaba mucho sobre cómo ayudarla, Lhepas estaba sin ánimos, Sermya estaba nerviosa por el futuro, Beltran apenas era capaz de proseguir con normalidad y Saya... Bueno, su fuerte no era simpatizar.
Con el tiempo, las cosas se fueron calmando un poco. Jonathan lograba acercarse a Sarah para consolarla, Lhepas se desahogaba con monstruos y bestias, Sermya se tranquilizaba, Beltran ponía en orden sus sentimientos y Saya evitaba empeorar las cosas con su falta de tacto.
Al llegar a Tárol, no se tomaron el tiempo de apreciar el paisaje urbano. Estaban cansados por el viaje, así que fueron directo a la primera posada que vieron. Por ello, no notaron una presencia acercándose.
—Ha pasado un tiempo. —Saya sintió que alguien tocaba su hombro izquierdo con delicadeza y usando una voz familiar.
—¿Qué haces aquí?
Frente a él, estaba Harry. Vestía una gabardina azul oscura medianamente abrigada, un pantalón negro, unas botas marrones y una bufanda blanca. El invierno se estaba acercando y la temperatura bajaba poco a poco, por lo que tenía que abrigarse para no aumentar las sospechas sobre su persona; gracias a que su cuerpo no era humano, podría resistir el frío intenso.
—Me esperaba algo más cálido —comentó. Contrario a sus expectativas, Saya actuó más distante de lo que esperaba. Supongo que su personalidad bipolar está haciendo efecto, pensó—. Estaba esperándote, ¿no es obvio? Qaxión me avisó de tu llegada.
—¿Quién es Qaxión? —Saya alzó una ceja.
—Es...
—¿Eres el hermano de Saya? —preguntó Sermya, interrumpiendo la conversación y dirigiéndose a Harry.
Sarah no tenía ganas de conversar y Jonathan se ocupó de animarla un poco, Lhepas se sentía algo inquieto por la inmensa cantidad de personas en la ciudad y Beltran observaba a Harry para analizarlo. Sermya fue la única que se acercó y entró a la conversación de los hermanos no-muertos.
—Sí, ¿y tú quién eres? —preguntó el brujo peregrino, estimando con la mirada el potencial de la persona frente a él. Parece poderosa, calculó, según su aura suprimida. Tiene una apariencia atlética, por lo que puede ser una espadachina mágica.
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No-Muerto
FantasyLa búsqueda de la verdad, de sí mismo, es lo que lo impulsa en primer lugar. Sin embargo, más personas entran en su vida y lo llevan a un propósito mayor; pero, para llegar a obtenerlo, tendrá que recorrer un camino lleno de sangre.