Capítulo 85: Tarea inesperada

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Cerca de la Ciudad de Laswimgur, al sur del Ducado de Didnowin, dos semanas después.

Harry ya había despertado y reiniciado la rutina de trabajo, volviendo a comunicarse con Katerin para no dejar tan de lado a su «amiga». De vez en cuando charlaban, pero por una vez decidió extenderse para conocer más sobre la vida de la no-maga.

A través de ella es que se enteró del estado de emergencia que sufría la Ciudad de Hystrus. Según Katerin, hubo un robo de datos y el barón había sido asesinado, por lo que el lugar estaba parcialmente sumergido en caos.

Ambos afirmaron sin lugar a dudas que se trataba de espías draghnianos, pues ya era algo que se rumoreaba desde antes de que Harry entrase a las Fuerzas Armadas Ghercianas. De hecho, Katerin había sido víctima de un ataque durante la prueba de admisión de la que se salvó por una mezcla de voluntad y suerte.

—Ahora se está eligiendo a un nuevo barón —dijo la no-maga a través de su amuleto militar, almorzando—. Por el momento, el Ejército dejó un grupo de magos para mantener el orden y aclarar las dudas sobre qué información se robó y el cómo.

—Va a ser una semana ajetreada, supongo —comentó Harry, devorando un sándwich para mantener su fachada de humano.

—Sí —suspiró Katerin con pesar, aunque el no-muerto sintió que algo andaba mal.

—¿Sucedió algo? —preguntó, sospechando que la no-maga estaba sufriendo por algo más que el caos de Hystrus.

—Sólo problemas de trabajo —respondió Katerin, desviando la mirada y dejando en claro que no quería hablar sobre ello.

—Como digas. —Harry no sería entrometido.

Unos minutos de charla después, el muerto viviente cortó la llamada y volvió a dirigirse a su destino: la Ciudad de Laswimgur, que queda al noreste de Kaerytil, donde vendería algunos artículos conseguidos gracias a su trabajo. Sin embargo, frenó abruptamente cuando su amuleto militar atrajo su conciencia.

—Cambio de planes —dijo Tranurio Diaguma, sonando algo agitado—. ¡Ve lo antes posible al bosque que queda al sur de Laswimgur y salva a Cánitra Yaturko!

Harry aceptó de inmediato las nuevas órdenes, cortando la llamada y volando a toda velocidad. Después de todo, la joven a la que tendría que salvar era la hija de Qantlán Yaturko, el dirigente de la Orden Imperial de Magos; si se negaba o fallaba, su puesto de trabajo estaría en peligro.

Reduciendo la distancia en cuestión de pocos minutos, Harry llegó a la carretera al norte del bosque en cuestión. Allí, al borde se encontraba un carruaje de alta calidad tirado y destrozado con algunos cadáveres alrededor, tanto de caballeros como de bandidos, o al menos eso aparentaban.

No son criminales comunes, afirmó Harry mientras se adentraba en el bosque, siguiendo los rastros de sangre y de una feroz batalla que estaba había destruido parte del paisaje. Sus vestimentas son completamente negras y bien cuidadas. Los bandidos son unos tipos sucios y sus armas no suelen estar en tan buen estado y con esa calidad.

Sospechando que fuesen espías draghnianos, Harry llegó a un lugar significativamente amplio. Los árboles estabas destrozados, el césped estaba repleto de sangre y un pequeño grupo se encontraba batallando.

Entre dos caballeros y cinco espías, destacaba una joven con múltiples pecas en el rostro. Medía 1,53 metros, con cabello turquesa hasta los hombros, ojos verdes y un cuerpo bien proporcionado. Cánitra estaba en un estado bastante deplorable, su chaleco roto y dejando a la vista más de lo necesario, su falda desgarrada y sus zapatos inexistentes en sus pies.

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