Capítulo 97: Viaje grupal (Parte 2)

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—¡Finalmente! —exclamó Vadirsón, desenvainando su espada y extasiado por la idea de batallar—. ¡Saya, ni se te ocurra entrometerte esta vez! ¡Es hora de que nos luzcamos un poco!

La muerta viviente nunca había olvidado la idea de volverse más fuerte, por lo que durante el viaje se había encargado ella sola de acabar con todas las amenazas. Poco o nada dejó al resto de mercenarios, quienes empezaban a cansarse de no hacer nada y temían que Kaeso se lo dijera a Frosko para negarles su pago.

Saya soltó un pequeño suspiro de resignación, asintiendo. Supongo que es hora de un descanso, aunque sea forzado.

Eleonora agarró su báculo y salió del carruaje junto a Timandra. Kaeso se quedó al lado de Saya, ambos sentados frente a una de las puertas. El joven elfo aprovechó la ocasión para estar al lado de una hermosa mujer y observar la batalla desde un ángulo medianamente bueno.

Bien, son poco más de unas decenas y no parecen la gran cosa, pensó Vadirsón mientras se ponía en la posición correcta. Fácil.

Antes de que alguno de los bandidos pudiese siquiera formular la primera palabra, el sonido típico del aire siendo cortado y la carne siendo desgarrada se oyó. Apenas tres segundos después, cuatro cabezas habían caído y dos Espadachines Veteranos se movieron entre las filas de criminales.

Vadirsón sonreía ligeramente mientras que Timandra mostraba una expresión de éxtasis. A pesar de las diferencias visuales, ambos compartían un solo sentimiento: el intenso deseo de luchar.

Los bandidos tardaron en reaccionar, pero desenvainaron sus armas y se lanzaron al ataque. Todos sabían que se habían encontrado con enemigos que los superaban en poder bruto y técnica, por lo que depositaron toda su confianza en el trabajo en equipo y la presión de los números.

Eleonora desató con rapidez una «Aerobomba», un conjuro de nivel tres especializado en el daño de amplio rango. Debido a que Timandra ya estaba lejos, la Maga Adepta no se molestó en contenerse y llevó el ataque al centro del grupo de bandidos.

Una increíble cantidad de aire se compactó y su liberación provocó una terrible explosión similar a una onda de choque que golpeó a todos los criminales con la potencia de una granada. El estallido hizo pulpa sus órganos internos y sus huesos se rompieron cuando impactaron contra el entorno.

Varios habían reaccionado demasiado tarde como para protegerse con sus auras de batalla o magia defensiva, por una cantidad considerable de bandidos quedó inhabilitada. Eleonora no desaprovechó la oportunidad, conjurando un aluvión de Aspas Aéreas para rematarlos y dañar a los criminales más cercanos.

Posteriormente y dejando apenas una fracción de segundo para descansar, conjuró una «Limpieza Profunda», una magia de nivel cuatro de bajo rango. Un torbellino del tamaño de una persona compuesto por cuchillas de aire sólido se formó frente a Eleonora, absorbiendo al objetivo y destrozándolo hasta volverlo polvo.

A pesar de ser sólo una Maga Adepta, Eleonora era un activo invaluable para cualquier grupo de mercenarios. Compensaba la cantidad del maná con la calidad, haciendo que un conjuro de nivel tres pudiese costar la misma energía mágica que uno de nivel dos.

Sumado a eso, tenía la increíble capacidad de lanzar y mantener múltiples magias al mismo tiempo. Ella sola podría luchar contra tres Magos Adeptos al mismo tiempo y salir ganando con relativa facilidad.

—¡No te robes todo la atención, hermana! —dijo Timandra al ver que los bandidos empezaban a enfocarse más en Eleonora—. ¡Déjanos un poco a nosotros!

—¡Suplico diferir! —carcajeó la Maga Adepta.

Iniciando una competencia, ambas hermanas se lanzaron al ataque con aún más ferocidad. Timandra cortó sin piedad multitud de extremidades y cabezas, Eleonora fracturando huesos y volviendo menos que polvo a sus enemigos.

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