Capítulo 105: Siempre hay una oportunidad (Parte 2)

4 0 0
                                    

—De todos modos —suspiró Alynoia con resignación—, tengo las cosas difíciles todo el tiempo, así que esto sólo será algo más de mierda en mi situación. Tampoco te preocupes mucho, ya que tengo el total apoyo de los reyes y de la población en general, además de tener a mi influyente (y algo testarudo) hermano.

Agarró un mechón de cabello y lo enredó con su dedo índice, revelando un poco de su disgusto con su actual forma de vivir. Ciertamente, el estrés seguía existiendo y a veces se sentía abrumada.

—¡Como sea! —exclamó, dando un pequeño salto y barriendo la creciente incomodidad en el aire—. Cuéntame más de ti, que ya me está comiendo la curiosidad. Escuché que había un ogro merodeando por aquí y causando un poco de problemas, pero nunca supuse que fueras tú ya que no me molesté en leer informes.

» ¿Cómo es que terminaste aquí, tan lejos de donde debería estar tu hogar, y en esta situación?

Túdyr se estremeció, sintiendo una punzada en el pecho. Desvió la mirada y observó su reflejo en la ahora limpia agua cristalina, reviviendo fragmentos de todo ese sufrimiento que tanto lo había abrumado durante aquellos largos y dolorosos meses que sobrepasaron el año.

—Uh, yo no quise... —Se apresuró a decir Alynoia, extremadamente preocupada por sus palabras en cuanto vio la reacción de Túdyr y cómo las lágrimas caían poco a poco.

—N-No. —Su voz era temblorosa y parecía quebrarse en cualquier momento, pero el ogro se mantuvo firme en su decisión y su palma se dirigió a Alynoia, deteniéndola.

Respiró hondo, tranquilizándose lo suficiente para que las lágrimas dejaran de caer. Vio su reflejo en el arroyo mientras se limpiaba los ojos, notando cuánto había cambiado durante su extenso camino manchado de autodestrucción y muerte.

¿En qué me convertí?

*

No sabía cómo reaccionar. Tan empática como era, el dolor que transmitía el largo relato de Túdyr hizo temblar el corazón de Alynoia. Sintió la necesidad de llorar, sintiendo como si ella misma hubiese sufrido todos esos acontecimientos, pero se mantuvo fuerte. Sabía que tenía que ser ella quien lo tendría que ser.

Encorvado, Túdyr se veía tan... indefenso. Parecía un niño recién llegado de los horrores de la guerra contra su entorno, habiéndolo perdido todo debido a los intereses de otros. Aunque las lágrimas se habían secado hace mucho, sus ojos parecían estar a punto de llorar en cualquier momento, viendo y no viendo a la vez el arroyo, rememorando su sufrimiento.

«No es tu culpa», «Lamento lo que te pasó», «Siempre hay luz algo bueno al final del camino». Todas y cada una de las frases motivadoras que se le ocurrieron a Alynoia sonaban tan vacías que sabía que no funcionarían, hasta pudiendo empeorar las cosas. Las palabras ya no servían en alguien tan roto como Túdyr, no después de tanto.

—Yo... —Incluso así, quería decir algo, aunque sea una sola palabra motivadora.

Sin embargo, se retractó de inmediato y cerró los labios, apretándolo en resignación. Odiaba ver en tan mal estado al hombre que alguna vez lo ayudó sin pedir nada a cambio con esa sonrisa suya, ahora sólo la sombra de una persona que lo perdió todo, viendo cómo aquello que amaba era quemado hasta las cenizas.

Pero sabía, en lo más profundo de su corazón, que no podía hacerlo. Lo que saldría de su boca, sea lo que sea, lo dañaría. No podía decir cómo, pero lo sabía bien. Las palabras no servirían ahora y, posiblemente, jamás si dejaba que las cosas empeoraban.

Entonces, actuando casi por instinto, lo abrazó.

—¿E-Eh? —exclamó Túdyr, estremeciéndose al tacto.

No-MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora