Parte 14

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Quinto mensaje enviado por Amo: "Nadie mas que yo puede tocarte. Al parecer aún no te ha quedado claro. Después de esto eres tú quién va a estar dejando los mensajes pidiendo más. Nos vemos muy pronto."

Ya me estaba desvaneciendo en el sillón de mi sala con cada letra, con cada palabra, una por una me hervía por dentro, ¿Como podía sonar tan sexy y dominante a la vez?. "Nadie mas que yo puede tocarte". Mi cuerpo comenzaba a vibrar lentamente, el calor se apoderaba de la fibra más interna dentro de mí, la respiración se me cortaba a ratos y yo de solo imaginar a ese hombre hablando así, me volvía tan ardiente y deseosa de que me hiciera suya otra vez. Mis deseos se vieron interrumpidos por un momento cuando el timbre de mi casa sonó. ¿Quién sería a esta hora?, era demasiado tarde como para que el arrendatario viniera a pedir dinero y el único amigo que tenía, debía estar desparramado en su cama después de las botellas de Soju. Me levanté del sillón, caminé hacia la puerta y abrí solo un poco, por seguridad. La puerta se abrió de golpe y del susto, salí eyectada hacia atrás como mecanismo de defensa personal. Era él.

Namjoon cerró la puerta sin quitarme la vista de encima, sus ojos estaban furiosos y jadeaba con fuerza, mientras yo estaba impávida e inmóvil ante él. Caminó hacia mi dando grandes pasos, me levantó de la cintura con ambas manos para sentarme en la mesa de la cocina mientras no paraba de besarme una y otra vez. Sus manos me apretaban contra su cuerpo, llevaba una camiseta negra que le marcaba sus pectorales de manera perfecta, unos jeans apretados y el cabello mojado. Agarrando mi pelo entre sus manos, tira de mi cabeza hacia atrás mientras me comienza a besar el cuello, cuando intento contener un gemido. Jamás me dirigió la palabra, solo estaba decidido a tener sexo conmigo sin darme oportunidad de que yo me negase o interviniese aquel momento. Tampoco quería hacerlo, estaba en un éxtasis absoluto. 

Me vuelve a levantar de la mesa de la cocina para llevarme a mi habitación, haciendo que mi peso se viera comparado a una pluma, me tira de manera brusca en la cama y vuelve a la sala, regresa los segundos después con unas esposas de cuero y algo que parecía una varilla del mismo material. Era una fusta de cuero. ¿Traía un bolso y no me di cuenta?, pensé. Sé para frente a mí, disfrutando de la panorámica, podía verlo en el reflejo de sus ojos sedientos de ira y deseo, mientras tomó uno de mis pies y lo amarró a la cama con esas esposas de cuero que traía consigo. No me resistí. Hizo lo mismo con mi otro pie y con ambas manos, amarrándolas sobre mi cabeza a la cama, dejando libre solo mi boca, que esta vez no estaba siendo amordazada. Mientras analizaba mi cuerpo con la mirada, se quitó la camiseta dejando al descubierto una vez más, su escultural cuerpo, su espalda ancha y sus pectorales marcados llenos de sudor. En cosa de segundos puedo verlo sin sus pantalones y solo en ropa interior, que en definitiva no le hacía justicia al bulto entre sus piernas que ya estaba duro y en una evidente erección.

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora