Parte 6

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Nos levantamos del sillón, mis piernas aun estaban temblando y la verdad es que la idea no me pareció tan descabellada después de todo, tanto la gente y el ruido me tenían mareada hace unos minutos. Me tomó de la mano, se puso una gafas negras, su chaqueta y un cubrebocas, de donde también sacó uno para mí. Póntelo, me dijo. Lo hice. Suponía que las gafas y el cubrebocas en la noche eran nada mas que para evitar a la muchedumbre presente y las cámaras de los fans. Ilusa.

Fuimos hasta un aparcadero que estaba a un costado del bar y gentilmente abrió la puerta del copiloto para que yo subiera a él. Todo un caballero, pensé. Se subió y a toda velocidad nos alejamos del lugar. Nos fuimos por la carretera aproximadamente unos 35 minutos, llegando a una zona residencial muy exclusiva, realmente no podría haber llegado a ese lugar por mis propios medios y luego de ingresar en un recinto privado con guardia nocturno, estacionó el vehículo. Me volvió a abrir la puerta del auto, me tomó la mano con una mirada seductora y me lleva hasta la puerta de lo que, asumí, era su casa. Entré al lugar y realmente estaba asombrada, ya que me lo imaginé mucho mas sofisticado, pero solo tenia algunos muebles, una chimenea muy grande en el centro de la sala, una cocina pequeña y se podía ver la siguiente habitación donde había una cama perfectamente estirada y unas cortinas blancas que tapaban los enormes ventanales. Me pidió el abrigo que tenia puesto, lo colgó en un perchero que tenia a la entrada junto a su chaqueta de cuero y dejó sus lentes en la encimera. ¿Quieres una copa de vino preciosa?, me dijo con los ojos iluminados. Asentí tímidamente. Se dirige elegante y seductoramente hacia la cocina para sacar una botella de vino y servir las dos copas, mientras yo observaba con detención la hermosa casa. ¿De verdad vivía aquí? pensé dubitativa. Si bien es cierto, mis nervios estaban a punto de hacerme explotar en un ataque, no podía dejar de pensar en que no encontraba lógica a vivir en un lugar que más parecía un lugar de paso que un hogar permanente. Qué extraño.

Recibo su copa, nos sentamos en su sofá color marrón que estaba junto a la chimenea y puso música con un control que se encontraba en la mesita de centro. Música muy suave. 

- ¿Sabias qué tienes unos ojos muy bellos? - Decía mientras se llevaba la copa a la boca para dar el primer sorbo.

- Eeeh, no. Nadie me lo había dicho - Sonrío nerviosa ante su mirada sobre mí.

- Además de unos labios exquisitos y una piel totalmente sensual - Me mira expectante.

-¿Tú crees? No es para tanto - No podía levantar la mirada.

- Claro que lo es - Se inclina hacia mí, comenzando a tocar mis hombros ligeramente con sus dedos. Mi corazón se acelera. - Tienes una hermosa piel, ¿Sabes que quisiera hacer en este momento? .

- ¿Qué? - Contesto sin aliento. ¿Cómo puede ser tan sexy?

-  Quisiera besar tu piel centímetro a centímetro, sin detenerme, conociendo cada rincón de tu cuerpo. - Responde con una mirada tan intensa que me deja sin aliento. ¿A dónde quieres llegar Jimin? pensé.

- Quiero llegar a donde me lo permitas preciosa - ¿Estaba leyendo mis pensamientos?. Continuó-  Jamás haría algo que no quieras, te tratare como la princesa que eres - Me derretía con cada una de sus palabras - Te deseo, desde que chocamos en el bar.  Te deseo, aquí y ahora.

- ¿Qué quieres hacer? - Dije por fin. Sabia lo que quería.

- Quiero hacerte mía.- ¡Mierda! No moví ningún músculo - Ahora  - Se le dibuja una sonrisa lasciva en el rostro.

- Hazme tuya Jimin. - Susurré con dulzura. ¿Este hombre me quería enamorar? Estaba en las nubes. 

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora