Deseo Púrpura

Parte 4

Ingresamos a un gran salón donde pude observar las miradas encima de mi, Ji-hu también lo percibía, me tomo del brazo y caminamos hacia una mesa donde se encontraban otros productores. Los compañeros de mi esposo nunca dejaban de mirarme, sus esposas tampoco, sentía como éramos la comidilla del evento, sobre todo porque nadie creía que un productor tan importante como Cheong Ji-hu se había podido casar con una simple chica latina diez años menor.

Me incomodaban las miradas pero eran parte del espectáculo. entre risas y conversaciones, mi esposo no dejaba de alardear por el nivel de producción que había logrado en la fiesta y tomar una copa tras otra. Necesitaba ir al sanitario y le susurro al oido a Ji-hu que volvería en un instante. Cuando iba saliendo del gran salón, lo veo. Era un chico de no más de treinta años, de unos 1,80 de estatura, cabello castaño, rostro cuadrado, facciones perfectas, ojos penetrantes y un estilo de otro planeta. Parece un modelo, pensé. El chico vestía un traje de dos piezas color rosa fuerte, una camiseta de cuello alto color azul y encima un abrigo en tonalidades desgastadas de negro con manchas color blanco. Ese hombre era perfecto. Continué mi camino cuando el chico me observa, me analiza con la mirada desde los pies a la cabeza, ladea el rostro contemplándome, levanta una ceja y da una media sonrisa seductora. Mi piel se erizó por completo. Aclaro mis pensamiento y reanudo mi camino hacia los sanitarios. Me alejo antes de que tropiece. Cuando llegaba a la puerta del sanitario, giro mi cabeza para atrás y me doy cuenta que el chico me seguía observado, hasta que decide entrar al salón. Retoco mi labial y marcho hacia la fiesta nuevamente, donde busco entre la gente a mi esposo, que no podía distinguirlo en ninguna parte. Una pequeña brisa me recorre la espalda y hace temblar todo mi cuerpo.

- ¿Estás perdida? - Me susurra en el oido el chico modelo - Yo puedo ayudarte si lo deseas - Su tono de voz era grave, tan sensual que podría haberme emborrachado con solo escucharlo hablar.

- Eh... no, no estoy perdida - Le dije titubeando. - Estoy buscando a alguien.

- ¿No será a mí la persona que estabas buscando? - Pregunta con una chispa resplandeciente en los ojos.

Dios... 

 - No, estoy buscando a otra persona. Discúlpame - Río nerviosa.