Parte 13

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Tercer mensaje enviado por Amo: "¿¡Con quién crees que estás jugando!?. Contéstame este mensaje si de verdad no quieres que llegue a tu casa y te vuelva a castigar."

¿Y si quería que me volviera a castigar?. Mi cabeza estaba pensando con la fiebre interna que invadía mi cuerpo de tan sólo recordar como eran los castigos que Namjoon daba. Se me vinieron a la mente un desfile de imágenes de aquel día en que lo tuve frente a mí, tocándose, gimiendo de placer y yo impávida ante esa imponente obra de arte. Sacudí mi cabeza para liberar esos pensamientos de mi mente y concentrarme, me levanté de la cama y vomité la cerveza que ya me tenía en pésimas condiciones, me miré al espejo y podía ver una chica hecha un desastre absoluto. Lavé mi cara, continué con mis dientes y me puse mi pijama. Leamos el mensaje siguiente, pensé, después de todo tampoco era desagradable leerlo de esta manera.

Cuarto mensaje enviado por Amo: "Te lo advertí. ¿ Crees que tienes permiso para sonreírle a alguien más y cantar karaoke junto a él? ."

¿¡Qué!? ¿Me estás jodiendo? esto no podía ser posible. Namjoon a parte de líder, rapero, productor y compositor ¿Era espía? no, esto tenía que ser una broma. Leí una vez el cuarto mensaje sin dar crédito a lo que mis ojos veían. ¿Estaba siendo seguida por él?, no tenia sentido. Nam era un hombre con una agenda bastante ocupada como para darse el tiempo de seguirme, quizás había mandado a alguien a hacerlo y si así fuera, ¿Porque lo haría?, no es que estuviera enamorado de mí. Esa idea la rechacé de inmediato. Si este era el mensaje cuatro que me había enviado, tenia muchísimo interés y temor en leer el quinto y último. Me levanté de la cama de un salto, dejando mi celular ahí para poder ir a la cocina a tomar algo para beber, el dolor de cabeza ya estaba haciendo de las suyas y necesitaba controlar mis nervios. Es increíble cómo un hombre puede ponerte así en cuestión de segundos. "Crees que tienes el permiso para sonreírle..." ¿Permiso?  tenia 24 años y jamás había tenido que pedir permiso para relacionarme con una persona, por eso no podía asimilar lo había leído. ¿De verdad se cree mi dueño? ¿me compro o algo así? debe pensar que soy una de sus tantas obras de artes adquiridas en algún museo. Era la primera vez que estaba tan confundida con mis pensamientos y sentimientos, por un lado me sentía un objeto, algo que el quería usar y dejar cuando le viniera en gana, pero por otro, no me podía resistir a su cuerpo, a sus manos, a la forman que me tocaba, a su voz de mando, a esa forma en que me poseía. Estaba rendida a los pies de ese semental, sin mencionar esa fascinación inexplicable que mi cuerpo sentía cuando me embestía una y otra vez con su imponente miembro. Tenía miles de razones para dejarlo, pero millones para seguir siendo su sumisa. Maldita sea. Abrí el quinto y ultimo mensaje.

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora