Deseo Púrpura

Parte 9

- Ya estas aquí - Susurra, avanza hacia mi y me besa deprisa. - Discúlpame...

- No te disculpes, yo iba a hacer lo mismo - Sonrío de medio lado y le tomo la mano para comenzar a caminar.

- Hiciste un excelente concierto - Dice con tono dulce mientras miraba sus zapatos.

- ¿Sabes? - Mi voz es un susurro ronco y ansioso - Pensé en ti todo el concierto.

- ¿De verdad? - Responde sorprendida.

- No me hagas repetirlo - Sentencié con un tono dulce y avergonzado, mientras sonrió.

Caminamos por largo rato por aquel parque, mientras hablábamos de nuestros proyectos y sueños, ella me contó su vida, yo hice lo mismo con la mía y me sentí identificado en muchos aspectos, teníamos similitudes y eso me generaba aun más interés. Esta mujer era impresionante. No nos dimos cuenta cuando ya no habían personas a nuestro alrededor, estaba frio y solo éramos ella y yo. Cuando una leve brisa le acaricia el cabello, su aroma a algodón de azúcar me paraliza, ocasionando una especie de erupción en cada poro de mi cuerpo, mientras mi torrente sanguíneo me recorría por completo. Que delicioso aroma. Apreto su mano y la llevo hasta unos arboles que estaban de costado a nosotros, saliendo del camino peatonal y la tomo de la cintura para besarla apasionadamente. Nos pueden descubrir, dice distraída en un tono agitado. Sus palabras no fueron escuchadas. Mientras la besaba, la tiendo en el césped, me tumbo encima de ella y coloco las manos a ambos lados de su cabeza, apoyándome sobre los codos. Dios... cuanto la deseo. Nunca antes había sentido este extraño anhelo, era una especie de voracidad que me invadía. Era una sensación nueva, nueva y muy agradable de sentir. Comienzo a tocarla por debajo de la ropa, sus senos, bajando hasta su falda, que la levanto con mis ágiles dedos hasta conseguir llegar a su entrepierna. Le rasgo las medias en el lugar preciso para facilitar que mis dedos jueguen con su ropa interior, estaba húmeda y era por mí, corro la tela e introduzco mi dedo en su interior y ella grita. Está caliente y tensa, extremadamente húmeda y quería poseerla cuanto antes, volviendo a introducir ahora dos dedos dentro de su sexo y absorbo sus gritos en mi boca. Su ropa interior me estorbaba, así que la desgarré con toda mi fuerza mientras ella me miraba jadeando de deseo. Le sujeto otra vez la cabeza y la inmovilizo mientras la hago mía y la beso con mas fuerza, haciendo mía su boca también. Quería poseer a esa mujer, su cuerpo y su alma, ¿Quieres que te penetre?, Le pregunto en tono suplicante, mientras las gotas de sudor me recorren el cuerpo y mi entrepierna estaba tan dura que podría explotar. Sí, susurra al cabo de un momento. Una sonrisa malvada se dibuja en mi rostro y la embisto, haciendo que sus gritos se escuchen por todo el parque, apresurándome a besarla para absorber sus gritos en mi boca nuevamente y la embisto otra vez llegando más adentro. Yanara empieza a gemir. Mi pene estaba a punto de explotar, así que me detuve, contemplé su rostro excitado mirándome con deseo, la penetro con más fuerza, una y otra vez, una y otra vez hasta que exploto en su interior y su orgasmo me pertenece. Eres mía. Solo mía. No lo olvides nunca, le digo mientras mi voz aun jadeaba de placer.