Parte 17

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Cuando tuve la valentía de leer el mensaje, mis peores sospechan se confirmaban y por un instante, mi corazón se paralizó.

"Antes de que tu vayas a cualquier medio o mi empresa, yo te habré destruido. Tú eliges."

Sí, tenia claro que eso pasaría. Este chico tenia grandes problemas y yo me había vinculado con él. No sabia en qué momento había podido tomar mi identificación pero estaba segura que si había tenido la oportunidad de hacerlo. Lo odiaba con todo mi ser, sentía que nadie merecía pasar por lo que yo estaba pasando o las demás chicas que, hasta ya habían recurrido a ayuda profesional para poder enfrentarlo. Esa noche no pude conciliar el sueño, necesitaba entender porque había cedido ante sus encantos por segunda vez si sabia muy bien que podría volver a repetirse el patrón anterior. Era algo inexplicable, pero mi cuerpo y mi voluntad se vieron disminuidos cuando Jimin me besó, sus manos me acariciaron y su forma carnal de tener sexo y hacérmelo me envolvieron, olvidando por completo que luego se convertiría en un patán imbécil. ¿Cómo era posible que un chico tuviera el poder de hacerme desmoronar sin pensar en mi?. Tenia que reconocer, que Jimin era un hombre cautivador, sensual, erótico, manejaba muy bien cada uno de sus movimientos, sus ojos podían hipnotizarte y sus labios hacerte perder la razón en un segundo con solo mirarlos. Su voz era otro asunto, podía pasar de tímida, sexy y dulce a perversa, cruda y implacable. Era un complemento perfecto. Jamás podría decir que era un tipo que solo se preocupaba de él en el sexo, ya que se preocupaba qué, quien lo acompañara, vibrara con cada roce, beso, caricia y movimiento a la hora de estar en la cama. Pero podía observar la dualidad en sí mismo. Racional, crudo, indiferente, grosero e intimidante después de conseguir llevar a una mujer a la cama. 

Pasó una semana desde que le envié el ultimo mensaje de texto a Jimin, tratando de conseguir confirmar, lo que aun me mantenía confundida. Fui a trotar para poder despegar mi mente, hace mucho que no hacia ejercicio y consideré ese momento la mejor ocasión pata volver. Estaba conectada con la musica y en mis pensamientos cuando siento que alguien me choca la espalda y me hace tropezar. ¡Quién rayos!. Estando en el suelo, giro mi cabeza y me asombro al ver que se trataba de un viejo amor del pasado, Yeong, quien dejé de ver hace dos años debido a que tuvo que irse a terminar sus estudios fuera de Corea. Estaba mejor de lo que recordaba, tenia 1.80 de estatura, su piel era morena, vestía siempre muy bien y era muy afectuoso conmigo.

 Me tiende la mano para ponerme de pie con una sonrisa amplia que iluminaba por todo el lugar, sacude mi ropa y me abraza muy fuerte. 

- ¡Carolina! - Dice en tono alto mientras me abraza - No podía creer que eras tú cuando te vi. Que alegría me da verte, estas igual de hermosa que siempre.

-¡Yeong! - Respondí nerviosa. Qué guapo estaba. - ¿Cuándo llegaste a Corea? ¿O vienes de vacaciones?

- Vine para quedarme - Dice mientras me toma de las manos - Terminé mis estudios y bueno, tenia que volver a Corea a recuperar todo lo que dejé - Me mira fijamente a los ojos.

- Oh, Já...- Reía nerviosa tratando de evitar su mirada - Que cosas dices.

- Desde que me fui al extranjero, no dejé de pensar un solo segundo en ti - Sus ojos eran tan cristalinos, que podía ver cómo se tornaron emocionados con cada palabra saliendo de su boca.

- También me alegra mucho volver a verte Yeong - Le sonreí. - Vayamos a tomarnos un café para ponernos al día.

- Me parece una excelente idea - Sonríe alegremente - Yo invito

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora