Parte 12

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Cada vez que intenté acercarme a él para darle amor, me esquivaba. Sí, era raro todo esto. ¿Se habrá enterado?, mi mente me jugaba malas pasadas y mi corazón se agitaba con el solo hecho de que se hubiera enterado de mi infidelidad.

Me petrifiqué.

- Me avisaron que los exámenes están listos - Dijo con un extraño tono cómplice - Quizás ya sea tiempo de volver a intentar que quedes embarazada. 

- ¿Crees que sea un buen momento para pensar en un hijo? -Respondí molesta. 

- ¿De qué estás hablando Lucía? - Estaba exaltado - ¿Porque no es un buen momento? ¿Hace un año que estoy esperando a que me des un hijo y me dices que ya no es un buen momento?

- Ji-hu - Mi tono se volvió discreto y conciliador - Hace varios meses que nuestro matrimonio está distinto, frío, distante y cada día nos alejamos más.

- ¡Por favor! - Me quita los brazos de encima y levanta las manos en son de protesta - Lo único que quiero es que me des un hijo, ¿Cómo no entiendes? Eres joven y aún no has podido quedar embarazada. ¿Algo debes tener adentro no?

- ¿Qué quieres decir con eso? - Respondí mientras me levantaba de la silla, con mirada fulminante. 

- ¡Que la culpa es tuya mujer! ¡Tuya! - Grita de forma violenta - ¡No sirvió de nada casarme con una mujer joven y hermosa si no iba a poder darme un hijo!

- ¡Yo también quiero un hijo Ji-hu! - Estaba furiosa, mis gritos podían oírse desde la torre de Namsan con seguridad - ¡Si no he quedado embarazada es porque mi esposo no es capaz de tocarme! - Ambos nos miramos con un odio asombroso - ¡A mi tampoco me sirvió casarme con un hombre saludable y bien parecido si no iba a ser capaz de satisfacerme como un verdadero hombre! 

El golpe llegó de sorpresa y me dejo atónita. Caí al suelo, golpeando mi cuerpo contra la mesa y la sangre de mi rostro ardía como fuego. Con las manos cubriéndome la boca, lo miro perpleja y él entra a la casa sin decirme más. ¿Me golpeó?. Aun aturdida por el golpe, me pongo de pie y camino hacia el sanitario para poder verificar la gravedad de su acto. Entrando al baño de la habitación matrimonial, escucho de fondo como Ji-hu salió de la casa golpeando la puerta también. ¿Golpeas puertas también?, intenté reír con ironía. No podía creer que mi reflejo se vería así algún día, la comisura de la boca me sangraba y ardía al mismo tiempo, tomé un botiquín para curar la herida y unos analgésicos para el dolor. ¡Maldito infeliz! ¿Cómo se atrevió a golpearme?


Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora