𝘗𝘢𝘳𝘵𝘦 4

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Los días pasaron, y me sentía como un imán que siempre era atraído a donde ella estuviera. Se notaba lo incómoda que se ponía con mi presencia, pero me estaba empezando a dar igual, así que cada vez más la buscaba a propósito.

—¿Qué le hiciste a la chica?

—Nada, mamá.

—Tu hermana me llamó histérica porque dice que te acostaste con ella.

—Eso es lo que amabas piensan.

—¿Qué hiciste, Hoseok?

—Nada, no le hice nada. Pero que aprenda la lección por haberse emborrachado. Pude haber sido otra persona y haberme aprovechado de ella.

—¿Una lección? Puede tener una crisis moral esa jovencita. Dile la verdad.

—No.

—¿Por?

—Porque...

—Ni siquiera sabes qué decir. ¿Acaso...? Te atrae, ¿cierto?

—¿Qué? Claro que no.

—Últimamente me traen fotos y en la mayoría sales con ella.

—¿Por qué nos sigues?

—Solo me mantengo informada de lo que haces.

—¿A Nara también?

—Desde hace tres años. Lo que no sabía era que tenía hijos. Al parecer ella sabía que la había encontrado.

—Debo ir Chinwha group.

—Dile la verdad a la chica. Por cierto, ¿Quién es Maya? Espero que no te relaciones profundamente con ella.

—Madre, ¿Te puedes dejar de meter en mis asuntos? Me pone incómodo.

—Tienes 31 años, Hoseok. Toda chica que se relacione contigo la veré como potencial futura nuera, y créeme que de todas la única que medio llena mi criterio de evaluación es a la pequeña que cree que te llevaste a la cama.

—¿Por qué ella?

—Intuición.

«¡Y vaya que no se equivocaba!»

De la nada me empecé a cuestionar a mí mismo por qué estaba tan obsesionado porque ella pensara en que me había acostado con ella, y me cuestioné tanto, que de la nada empecé a creer que me gustaba, y al final me tragué el cuento solo. Pero creí que solo iba a tronar los dedos y ella me iba hacer caso.

No fue nada parecido.

Ella era muy orgullosa, y si algo no le gustaba me trataba peor de lo que me trataba cuando estaba de buenas. Pero sabía que le gustaba, aunque lo negara.

Me gustaba ponerla nerviosa y verla reírse porque no podía disimular; se enojaba, pero aun así se reía porque la seguía poniendo nerviosa, o cuando la estresaba con mis intenciones no tan ocultas de hacerle saber que... No sabía qué quería hacerle saber, pero no importaba, también se ría. Tenía un poco de falta de voluntad contra sus nervios y los mostraba demasiado vulnerables.

—Buenos días, señorita Salazar.

—Ya empiezas a molestar.

—Al parecer alguien no le echó la cucharada de azúcar a su café hoy.

—Ni siquiera he bebido café. El proyecto está tomando el rumbo que me hace desvelarme.

—¿Quieres que te mande a traer el desayuno?

—No, yo puedo hacerme un café.

—Qué carácter —ironicé.

—Me levanté temprano, pedirme amabilidad es exceso de confianza.

♣️HOUSE ♥️OF♦️ CARDS♠️ (Kim Seok Jin)🔞 #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora