Capítulo ochenta "Búsqueda implacable"

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Aquella noche estaba durmiendo en casa de Scott muy plácidamente como en mucho tiempo no dormía, ya que Stiles aún seguía teniendo pesadillas y entonces, no me dejaba dormir en las noches.

Pero en fin, estaba muy a gusto entre los brazos de Scott cuando su celular comienza a vibrar en la mesa de luz.

—Scott —lo moví un poco.

—¿mh?

—tu celular...¿Quieres atenderlo? —pedí —no me deja descansar.

—si —musitó tomado el aparato para atender.

Con formé se dio la conversación supe que era mi hermano y que algo no iba bien por lo que me levanté de inmediato, para prestar atención a lo que él decía.

—espera Stiles, espera —se desesperó el castaño —espera.Rápidamente dejó el celular y prendió la luz para buscar ropa que ponerse. —¡Isaac! ¡ISAAC! ¡levántate! ¡necesito tu ayuda!

—tengo que avisarle a mi padre —algo nerviosa fui por mi celular pero Scott me detuvo.

—no, Stiles me hizo prometer que no lo haría.

—a ti, no a mí —dije un poco molesta.

—por favor —murmuró —vamos a encontrarlo, nosotros podemos.

—si, bien —fui por mi ropa.

—¿Qué haces?

—¿Qué parece que hago? —gruñí.

—no vendrás —sentenció.

—lo haré, es mi hermano, no me voy a quedar aquí sin hacer nada.

—podría ser peligroso para la bebé y para ti. —suspiró.

—descuida, estaremos bien.

—Maldición porque no viene...¡ISAAC! —gritó.

—¿Qué? —entró el rubio a la habitación —¿Qué pasa? —estaba desorientado, el pobre.

—es Stiles —expliqué mientras me colocaba un buzo de Scott. —¡vístete!

—¿Qué le pasa a Stiles?

—no lo sé —admitió el alfa.

Isaac se fue a cambiar luego de Scott le explicó lo que había dicho Stiles en la llamada.

—oye cariño, ¿no crees que esto es exagerado? —pregunté alzando mis manos mientras mostraba lo grande que me quedaba su campera, ya que también me obligó a ponerme eso.

—nope, estás perfecta —sonrió apenas —está noche es la más fría del año...¿Sabes qué? Te falta algo —rebuscó en sus cajones hasta sacar un gorrito rojo, se acercó y me lo puso con cuidado —¡listo!

Bajamos los tres juntos y en ese momento el celular de Scott volvió a vibrar, él contestó rápidamente, tanto Isaac como yo nos pagamos a mi chico para escuchar lo que Stiles decía.

Al terminar la llamada fuimos hacia la moto —oh, por cierto Isaac —miré a mi amigo —te toca caminar.

—iremos a casa de Hannah para revisar la capturar el aroma de Stiles.

—pero...¡son como diez kilómetros! —se quejó.

—si, lo siento —dije apenada.

—suspiró —¡ya qué!

[...]

Por alguna extraña razón los tres llegamos al mismo tiempo. Lo primero en lo que reparé fue en que el jeep no estaba, lo segundo fue en un auto estacionado que reconocí ya que era el de Lydia.

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