Capítulo ciento sesenta y siete "Morir así"

59 4 0
                                    

Al día siguiente, todos tenían claro cuál sería su rol en el plan que habían trazado la noche anterior. La tensión en el ambiente se palpaba, pero cada uno estaba decidido a cumplir su parte.

Estaba peinando a Melody, tratando de hacerle una trenza mientras ella jugueteaba con sus muñecos. Scott se acercó en silencio, apoyando una mano en mi hombro.

-¿Cómo va todo? -preguntó con una sonrisa tranquila.

-Lo de siempre -respondí mientras seguía peinando-. Tu hija tiene más pelo que paciencia.

Melody soltó una risita.

-¡Mamá, eso no es cierto!

Scott se inclinó para darle un beso en la cabeza.

-Estás preciosa, pequeña. Y tranquila, mamá sabe lo que hace.

Me miró con ternura, y por un momento, el peso de lo que se avecinaba quedó en segundo plano. Eran esos pequeños momentos de normalidad los que mantenían nuestras fuerzas, incluso cuando el mundo parecía estar al borde del caos.

-Liam y Theo ya salieron para encontrarse con Mason y ejecutar su parte del plan -dijo, girándose hacia mí y las chicas-. ¿Listas para lo siguiente?

-¿Hablaste con Chris? -pregunté, recordando que la noche anterior Terney y Chang no habían llegado a su destino. Al parecer, los habían secuestrado, y sabíamos que teníamos que ir a rescatarlos.

Scott asintió, su rostro se tensó con preocupación.

-Sí, hablé con él. Cree saber dónde los tienen -suspiró, preparándose para lo que venía-. No será fácil.

-Dinos -crucé mis brazos, esperando.

-La armería, donde están Gérard y sus hombres -admitió, sabiendo que sería peligroso.

-No podemos llevar a Melody -dije con firmeza, sabiendo que era demasiado arriesgado.

-¡Pero yo quiero ir! -protestó Melody, su rostro lleno de determinación.

-Es peligroso, cariño -le expliqué con suavidad, pero firmeza, arrodillándome para estar a su altura.

Scott volteó hacia Deaton, quien había estado observando en silencio desde el otro lado de la sala.

-Deaton, ¿tú podrías...?

-Por supuesto -asintió el veterinario-. Me aseguraré de que esté a salvo.

Melody, quien estaba sentada en la camilla de metal que usaban para tratar a los animales, bajó la mirada mientras movía sus piernitas, claramente frustrada.

-¿Volverán, verdad? -preguntó, con un tono lleno de vulnerabilidad.

Me acerqué a ella con una sonrisa suave, tratando de darle seguridad.

-Por supuesto que sí -asentí.

-Júramelo -demandó, con los ojos grandes y brillantes por las lágrimas.

-Haré más que eso -dije, quitándome el collar de luna que Scott y ella me habían regalado. Lo coloqué con cuidado alrededor de su pequeño cuello-. Quiero que lo cuides por mí. ¿Puedes hacer eso?

Ella miró el collar, tomándolo con su manita, asintiendo lentamente.

-Sí, mami -murmuró, acariciando el colgante.

-Te prometo que regresaré por el collar... y por ti. ¿Sí? Es una promesa -le sonreí, tratando de transmitirle todo el amor y la fortaleza que necesitaba.

-¿Y si esas personas malas les hacen daño? -susurró, con lágrimas llenando sus ojitos-. No quiero perderlos.

Scott, notando la angustia en su hija, se acercó rápidamente, arrodillándose junto a ella y tomando su pequeño rostro entre sus manos.

AMHESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora