Capitulo ciento sesenta y dos "Nos quedamos"

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—Muy bien —le puse el abrigo a Melody—. ¿Estás lista para esta nueva aventura?

—Mami, no estoy lista para dejar Beacon Hills —admitió, abrazando a su peluche favorito con fuerza.

—¿Te cuento un secreto? —le pregunté en un tono suave. Ella asintió mientras me miraba con curiosidad. Me arrodillé frente a ella y le acaricié la mejilla—. Papi y mami tampoco están listos, pero lo hacemos porque de esto depende nuestro futuro, y así poder cuidarte muy bien a ti.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó más fuerte su peluche.

—Pero... —empezó, con la voz temblorosa—. Yo soy feliz aquí. ¿Y si no lo soy en nuestro nuevo hogar?

—Cariño, entiendo que te dé miedo —le dije, limpiando una lágrima que comenzaba a caer—. Pero vamos a estar juntos. Donde quiera que vayamos, mientras estemos los tres, haremos de cualquier lugar un hogar.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Scott, entrando en la habitación con algunas de nuestras maletas en las manos.

—Melly está preocupada por dejar Beacon Hills —le expliqué, mientras él dejaba las maletas a un lado y se acercaba.

Scott se arrodilló junto a nosotras y tomó las pequeñas manos de Melody entre las suyas.

—Oye, pequeñita, sé que es difícil dejar todo lo que conoces —le dijo suavemente—. Pero vamos a estar bien, te lo prometo. Siempre vamos a estar juntos, ¿de acuerdo? Y no importa dónde estemos, porque mientras estemos juntos, ese lugar será especial.

—¿Lo prometes? ¿No vas a dejarme? —preguntó Melody con lágrimas en los ojos, mirando a su padre con una mezcla de esperanza y miedo.

Scott le sonrió con ternura y la levantó en brazos, acunándola contra su pecho.

—Te lo prometo, muñequita —le dijo, acariciando su cabello rizado—. Nunca voy a dejarte. Siempre voy a estar aquí para ti, pase lo que pase.

Melody se aferró a él con fuerza, relajándose un poco mientras le daba un beso en la mejilla.

—Te amo, papi —susurró.

—Y yo a ti, más de lo que puedes imaginar —respondió, abrazándola aún más fuerte.

—¿Y también vas a estar para mami? —se separó un poquito para verlo.

Scott sonrió y miró hacia mí, con ese brillo en sus ojos que siempre me desarmaba.

—Por supuesto que voy a estar para mami también —le dijo a ella, pero sus ojos seguían fijos en los míos—. Siempre estaré para cuidarlas a las dos.

Melody nos miró a ambos, y su carita se iluminó con una sonrisa.

—Entonces está bien —dijo, suspirando con alivio—. Mientras estemos juntos, todo va a estar bien.

Scott me miró y asintió suavemente.

—Siempre estaremos juntos —añadió él, con un tono que me hizo sentir que, sin importar dónde fuéramos, todo estaría bien.

Scott metió las últimas maletas en el jeep, tratando de organizarlas de la mejor manera posible. Se notaba que estaba esforzándose, pero su determinación de hacer que todo funcionara era evidente. Cuando terminó, se dio la vuelta, sacudiéndose un poco el sudor de la frente y sonriendo, como si quisiera aliviar la tensión del momento.

—¿Listas? —preguntó, con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo en su voz.

Asentí, acercándome para abrazarlo. Su calor y su fragancia me reconfortaron en medio de la incertidumbre.

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