Capitulo sesenta y ocho "Hablemos"

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—oye, aguarda un segundo —me detuvo Stiles —¿De qué hablarás con él? ¿Qué le dirás?

—es algo que sólo nos concierne a Scott y a mí.

—él no va a aceptar —adivinó mis planes —lo sabes ¿verdad?

—no tenemos otra opción —miré a mi hermano con lágrimas en los ojos —somos unos niños, yo no tengo empleo aún y no podemos vivir con lo que gana él y aunque consiguiera trabajo, no sería suficiente.

—mi hermano me abrazó —yo te apoyo en cualquier decisión que tomes.

—lo sé —de repente ya no estaba en mi habitación, era una habitación blanca brilla tanto que hasta los ojos dolían. —¿Qué...? —Miré hacia atrás y tropecé de la sorpresa al ver a un tipo con vendas en todo el rostro y las manos, lo único libre era su boca de la cual se asomaban unos feos colmillos. —¿Quién eres?

La cosa se llevó un dedo a los labios indicando que no dijera nada, aunque sentía que significaba que guarde algún tipo de secreto, quizás el que lo haya visto antes de que nadie.

De repente regrese a la realidad donde aún era abrazada por Stiles, con cuidado me separé un poco aturdida, esa cosa me dio muy mala espina.

—¿Estás bien? —preguntó mi hermano.

—si, lo estoy —asentí.

—bueno, voy a dejarte descansar —dejó un beso en mi frente y se retiró de mi habitación.

Tomé una toalla y me dirigí al baño, me di una relajante ducha que duró al menos unos treinta minutos. Salí con solo una toalla enrollada en torno a mi cuerpo mientras que con una más pequeña secaba mi cabello, mientras lo hacía entré a mi habitación y me topé con Scott, cerré la puerta rápidamente.

—¿Qué haces aquí?

—quería asegurarme de que llegaste bien —se acercó a mi y me tomó por la cintura dejando un pequeño beso en mis labios.

—no hacía falta que vinieras hasta aquí —sonreí apenas, bajó la mirada a mi vientre y subió una mano apoyándola en  ese lugar, me sentí mal al ver el aura de amor a su alrededor. —Scott...

—shhh —me silenció —su corazón —señaló, me concentré y lo oí, unos débiles tamborileos provenientes de mi vientre. —¿no es hermoso? —algo se movió dentro de mí —¿Qué? —dijo al ver mi cara de susto. —Ann...

—se movió.

—¿Qué?

—la bebé ¿no lo sientes? —cambié de lugar su mano donde sentía que estaba posicionada.

Se incó al sentir el movimiento bajo su mano —hola...hola bebé —le habló a mi panza, la bebé se movió —soy tu papá.

—Scott...a ella le gusta que le hables, se mueve con tu voz —admití.

—soy tu favorito ¿Eh?

—oye, yo soy quién la trae dentro —fingí ofensa.

—sabes que bromeó —se puso en pie.

—lo sé —asentí.

[...]

Entramos al departamento de policía, mi hermano y yo, luego de haber ido por unas bonitas flores para mamá, hoy iríamos a visitarla al cementerio pero para eso debíamos pasar primero por papá.
Entramos en su oficina y lo vimos en el suelo rodeado de archivos y cajas.

—¿Saben? La última que llevamos algo así a una tumba se las robaron en mismo día —nos recordó Stiles. —cien dólares tirados a la basura.

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