Capítulo setenta y uno "El coyote"

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Scott regresó luego de un tiempo, en esos minutos estuvimos revisando toda escena con más detalle y encontramos algo, pero queríamos enseñárselo a Scott por lo que lo esperamos.

—creo que encontramos algo —dije en cuanto llegó.

—yo también —respondió.

Lo guiamos hacia una pequeña cueva que había allí para enseñarle.

—ten cuidado —murmuró Scott mientras me ayudaba a entrar.

—descuida.

—es una guarida de coyotes —explicó Stiles.

—hombres coyotes —corrigió el alfa.

Tomé una campera toda roida —¿ves esto? Es de Malia, es el mismo que usaba en la fotografía.

Scott tomó un peluche que estaba junto al abrigo —no deberíamos estar aquí.

—¿A qué te refieres?  —lo miramos confundidos.

—ella no volverá ahora que acabamos de invadir su casa, no le gustará nuestro olor.

—pues si no volverá aquí ¿A dónde irá? —inquirí.

—no lo sé.

—¿Tú crees que puedes rastearla? ¿Tienes su aroma? —preguntó mi hermano.

—no sé, puede ser...soy mejor en esto cuando soy un lobo, pero ahora me preocupa que si lo hago, no pueda volver a la normalidad —tomé su mano como señal de apoyo.

—la puerta sigue abierta —afirmé.

—si no puedo encontrar a Derek, tendrá que ayudarme alguien más. —se hizo un pequeño silencio —básicamente esta es la escena de un crimen y no es mi especialidad la investigación.

—pero de nuestro papá, sí —dijo Stiles entendiendo el punto del castaño.

—creí que te referías a Raphael, sinceramente, no lo quiero cerca —admití mientras me volteaba para salir de la cueva, ya me estaba dando claustrofobia y la posición en la que estaba para caver, no era segura para una mujer embarazada como yo.

Cuando estuvimos fuera llamamos a nuestro padre y en pocos minutos estuvo aquí investigando.

—¿Estás seguro de que era ella? —preguntó mi padre tras salir de la cueva con una manta de Malia en manos.

—vi sus ojos y brillaban como los míos.

—eso tiene sentido —apuntó Stiles.

—pero no era Malia, era un coyote de cuatro patas —nos recordó el sheriff.

—bueno, sí, pero...es la parte que no hemos podido descifrar aún —comenté.

—pero si había luna llena y ella cambió mientras su mamá conducía, entonces cualquier cosa pudo haber pasado.

Esa última frase resonó en mí, y estuve de acuerdo, pues por algo así, ahora esperar una bebé.

—pudieron pasar cosas feas; arañazos, destrucción, cosas rotas... —eso me sacó de mi ensimismamiento.

—lo cual pudo haber provocado el accidente —secundó Scott.

—piénsalo papá —llamé su atención —están en el auto, Malia comienza a cambiar, la mamá pierde el control por eso choca y todos mueren.

—excepto Malia —aportó mi chico.

—ella se culpa a si misma, sale corriendo al bosque y al final, se queda atrapada en el cuerpo de un coyote —terminé.

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