Capítulo ciento treinta y cuatro "Selene"

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Scott estaba organizando un bolso con suministros para su viaje al desierto. Metía ropa, linterna, gasas para su herida y varios equipos necesarios para la búsqueda de Kira. La habitación estaba un poco desordenada con cosas esparcidas por el suelo y las camas.Yo me senté en el borde de la cama, observándolo mientras él se movía de un lado a otro. La preocupación en su rostro era evidente, y me preocupaba tanto por él como por el viaje que estaba a punto de emprender.

Finalmente, me levanté y me acerqué a él.-Cuídate, ¿sí? -le dije con voz suave, mientras tomaba su mano.

Scott dejó de moverse y se volvió hacia mí. Me miró con ternura y asintió. Sin decir una palabra, se inclinó y me besó con delicadeza. Era un beso lleno de promesas silenciosas, de seguridad y de amor, uno que compartimos en momentos como este cuando las palabras parecían insuficientes.

Cuando nos separamos, Melody apareció en la puerta, mirándonos con curiosidad. Se acercó y tomó la mano de Scott.-Papi, ¿a dónde vas? -preguntó con voz preocupada.

El castaño se agachó para estar a su altura y le sonrió con cariño.-Voy a ayudar a la tía Kira, cariño. Pero no te preocupes, estaré bien.

Nuestra hija lo miró con una mezcla de preocupación y afecto. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, extendió su pequeña mano hacia él.-No te vayas, papi -dijo, con una pequeña tristeza en su voz.

Scott la miró, y el dolor en sus ojos fue evidente. Sabía que la decisión de dejar a Melody atrás era difícil, pero también era necesario.-Sé que no quieres que me vaya, Mel. Pero es importante que ayude a la tía Kira. Prometo que regresaré pronto y te traeré algo especial.

Melody asintió, pero su expresión seguía triste. Scott se inclinó y la abrazó con fuerza.-Te quiero mucho, ¿ok? -le dijo suavemente.

-Yo también te quiero, papi -respondió ella, abrazándolo con fuerza.

Bajamos las escaleras en silencio, el apuro de la preparación aún se sentía en el aire. Melody iba tomada de la mano de Scott, con su pequeño bolso en su otra mano, lista para hacerle compañía a su padre hasta el último momento antes de su partida. Al llegar a la sala, nos sorprendió encontrar a Liam allí.

Él nos miró, claramente desconcertado por nuestra presencia. Sus ojos se encontraron con los de Scott, y noté la tensión en el ambiente, especialmente después del enfrentamiento que tuvimos con él durante la Superluna. A pesar de que sabía que Theo había manipulado a Liam, la furia y el resentimiento que había sentido en ese momento aún estaban frescos en mi mente.

-Están vivas -admitió Liam, su voz reflejando una mezcla de preocupación y alivio. Parecía avergonzado, su mirada evitaba la nuestra. -Las quimeras, algunas no todas.

-Lo sabemos -respondió Scott con un murmullo, su tono revelando el peso de la situación.

-¿En serio? -Liam inquirió, sorprendido al ver la tranquilidad en nuestras expresiones.

-Sí -musitó el alfa. -Perdón -dijo, levantando el bolso con firmeza para mostrar que estaba listo para partir-. No puedo hablar ahora.

El rubio, lo interrumpió de inmediato. Su rostro estaba tenso y preocupado.-Ah, fue Theo -dijo rápidamente-. Él es el que las trajo de vuelta. Ahora están con él, como su manada.

Scott asintió con una expresión grave, sus ojos fijos en Liam.-Lo sé -respondió con un tono que denotaba su preocupación y agotamiento.

Él se dirigió hacia la puerta con prisa, su mirada fija en el destino. Liam, sin embargo, se adelantó y lo detuvo abruptamente, con una expresión de desesperación en su rostro.-¡Hayden es una de ellos! -exclamó Liam, su voz quebrada por la angustia.

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