Capítulo noventa "momento de chicas"

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Robbie se quedó un buen rato observando a la bebé, creo que era la conexión de soulmate donde sientes calidez en tu pecho al verlo y un tirón cuando está lejos, no puedes evitar perderte en sus ojos y pensar "De aquí soy" y lo sé porque lo sentí con Scott desde el día en que lo conocí.

—¿Estás bien, Hale? —Scott apoyó una mano en su hombro sobresaltandolo —oye, tranquilo —alejó su extremidad rápidamente.

—yo...ah...no lo sé —frunció el ceño.

—¿Qué sientes? —inquirí tratando de ayudarlo.

—una conexión intensa y profunda —asentí comprendiendo —una calidez en mi pecho.

—sientes que Melody lo es todo para ti ¿verdad? —miré a Scott al hablar regalándole una sonrisa.

—si...pero...esto es una locura —dio un paso atrás sacudiendo su cabeza. —es una bebé.

—en otra vida fue tu alma gemela y parece que en esta, también. Tendrán que esperar a que ambos tengan una edad adecuada —me encogí de hombros —no es tan malo.

—para ti es fácil decir eso, tu soulmate es un chico de tu misma edad.

—¿Fácil? Para mi no fue nada fácil —solté una risa seca —estoy enamorada de Scott desde el momento en que lo conocí, eramos unos niños así que a él no le interese y no lo hice hasta ahora —sentí coraje pero no de Scott sino de Robbie —tuve que pasar por mucho pero llegar a estar con él.

—pero esto es...—algo llamó su atención porque olfateó el aire y cerró sus ojos como disfrutando de ese aroma. —¿Qué es lo que huele también?

—ah, solo huele a productos de limpieza y medicamentos, lo típico de un hospital —respondió el alfa confundido.

—siguió el olor y cuando descubrió que era, abrió sus ojos como platos —es ella —observó a la bebé.

—eh —Scott se puso delante y con una mano lo empujó hacia atrás —no te la puedes comer.

—¿Quién crees que soy? ¿El lobo de caperucita roja? —gruñó —¡por favor! No seas ridículo —rodó los ojos.

—ya es hora de que te vayas, Melody tiene que comer —dijo mi chico ignorando el comentario del rubio.

—si, va a ser lo mejor —me miró —nos vemos, Annah —caminó hasta la puerta y salió con rapidez.

Con suma tranquilidad me concentré en alimentar a mi bebé, en todo ese momento sentí la intensa mirada de Scott en mí —¿se te perdió algo?  —lo miré de soslayo con una sonrisa juguetona en mis labios.

—ah...eh...mmm...—balbuceó.

—reí —no te entiendo, amor.

—ah...eres hermosa, por eso no puedo dejar de verte.

—pues, gracias —me encogí de hombros, mientras me acomodaba la ropa y procedía a quitarle el aire a la bebé con pequeños golpecitos en su espalda.

Golpearon la puerta y seguido Lydia hizo acto de presencia junto con Malia, eso llamó mi atención.

—hola Ann —la pelifresa se acercó y me abrazó con sumo cuidado. —¿Qué tal todo?

—hola Lyds, todo bien —sonreí —¿Hay algo que quieras decirme? —miré con disimulo a la coyote.

—¡oh! Ann ¿Recuerdas a Malia? —la castaña al sentir su nombre alzó la mirada en nuestra dirección. —pues, se unió a nosotros en la escuela.

—claro que sí —me dirigí a la chica —Hola Mal —sonreí —¿Puedo llamarte así?

—hola —respondió tajante —si, no me molesta y...tú eres la hermana de Stiles ¿Cierto?

—esa soy —reí —pero yo soy la mas guapa de los dos —bromeé.

—hola Scott —dijo el castaño —hola Lydia, Hola Malia ¿Cómo están? Yo bien ¿y ustedes?

—¡oh! Por favor tú no fuiste el que parió ¿o sí?

—bueno, prácticamente sí —asintió.

—¡claro que no! —chillamos al unísono.

—Scott cariño, amor de mi vida —llamé su atención —este es un momento de chicas.

—si bien —se sentó con los brazos cruzados y formando un puchero con los labios, parecía un niño encaprichado.

—Malia nos acompañará en la búsqueda de Derek —comentó la banshee. —será como tu reemplazo.

—¿¡Mi qué!? —exclamé molesta.

—oh mierda —mi chico saltó de la silla alejándose —cariño, si me dejarás explicar...

—¡oh! Entonces ¿fue idea tuya?

—si bueno...no creí que te importará —dijo como quién no quiere la cosa. —acabas de dar a luz y necesitas descansar.

—¿Cómo te atraves a hacer una cosa así sin consultarme? —estaba demasiado enfadada —Derek es mi amigo, voy a ir ¿te queda claro?

—Annah, no creo que sea correcto —trató de hacerme entrar en razón.

—voy a ir —repetí.

—igual de terca y obstinada que siempre —murmuró mi amiga.

—entonces...¿Cuál es el plan?

—Scott, enserio ¿vamos a hacer esto? ¿La dejarás venir? —inquirió la pelifresa.

—me miró recibiendo una alzada de ceja de mi parte —si, ella vendrá.

—perfecto —sonreí —¿entonces? —me miraron sin entender —¿el plan?

—pues por lo que sabemos, los calavera podrían tenerlo —explicó el alfa —así que iremos a...México.

—¡oh sí! Ya me apetecían unos buenos tacos —sonreí.

—uh...¿iremos todos en el jeep? Porque no creo que entremos —comentó mi amiga —por favor dime que la bebé no viene.

—no, ella se queda —miré a la pequeña.

—¡buenos días Stilecitos! —dijo el susodicho entrando a la habitación muy sonriente —¡la tierra les dice hola!

—mm...así no era la frase —reí.

—¿sabrá que que ya es de tarde? —murmuró Scott con disimulo.

—¿Cómo está mi sobrinita? —se acercó a mí.

—está bien...¿la quieres sostener?

—¿Puedo? —inquirió curioso.

—¡por supuesto! —con mucho cuidado se la pasé y se quedó absorto en mi hija. —voy a extrañarte estos días y a ti también cara fea —me sacó la lengua.

—si...respecto a eso —el castaño llamó su atención —ella viene.

—¿¡Estas loca!? ¡acabas de dar a luz! —exclamó mi hermano.

—ya estoy bien —aseguré.

—ahorrate la saliva Stiles, ella irá —comentó Lydia —ya sabes lo terca que es, no cambiará de opinión.

—oye, puedo escucharte —dije con algo de sarcasmo.

—esa era la idea —admitió.

—bien si, ahora necesitamos uan excusa para convencer a nuestros padres —habló Scott.

—campamento en la reserva —resolvió mi hermano.

—perfecto —sonreí.

—¿Cuándo te dan el alta? —preguntó Malia.

—hoy por la tarde.

—bien, salimos mañana en la madrugada —avisó Stiles.

—¿no te parece muy temprano? La frontera no está tan lejos —opiné.

—bufó —mañana en la mañana ¿está bien?

—a la tarde, tenemos que hacer investigación y armar un plan. —interrumpió Lydia.

—la vida era más fácil cuando solo éramos Scott y yo —refunfuñó mi mellizo.

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