Capítulo ciento treinta y cinco "Escoria"

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Después de que Liam y Mason se fueron, nos dirigimos a nuestra habitación. Scott se encargó de llevar a Melody a su cama, la pequeña dormía profundamente en sus brazos, acurrucada contra su pecho. Aproveché el momento para adelantarme y entrar a nuestra habitación. Me dirigí a la estantería y tomé el libro que mi padre me había mostrado, el que hablaba del mito de Selene y Apolo.

Me acomodé en la cama y comencé a leer, buscando respuestas y conexiones.No pasó mucho tiempo antes de que Scott apareciera en la puerta con Melody aún en sus brazos.

Su expresión era una mezcla de ternura y frustración.—Tengo un problema —dijo él.

Levanté la vista del libro y sonreí al ver a Melody aferrada a él como un koala.

—¿Qué pasa? —pregunté, notando cómo  la niña se aferraba a él incluso en sueños.

—Tengo una pulguita pegada a mí —respondió, asintiendo hacia nuestra hija.

—Esa es una pulguita adorable —reí suavemente—. No quiere quedarse en su cama, ¿verdad?

Scott asintió, devolviéndome la sonrisa, aunque con un suspiro cansado. —Ese es el problema. No quiere quedarse en su cama.Cada vez que intento dejarla, se despierta y me llama.

Me levanté de la cama y me acerqué a ellos, acariciando el cabello de mi hija. —Vamos, pequeñita, es hora de que duermas en tu propia cama.

Melody gimió un poco y se aferró más fuerte a su papá. —No quiero, quiero quedarme con ustedes.

Scott y yo intercambiamos una mirada, sabiendo que esto podría llevar un tiempo. —¿Por qué no la dejamos quedarse con nosotros esta noche? —sugerí finalmente. —Después de todo, ha sido un día largo para todos.

Él suspiró, pero sonrió. —Está bien, pero solo por esta noche.

Nos acomodamos en la cama con Melody entre nosotros. Ella se acurrucó felizmente, cerrando los ojos casi de inmediato. Scott y yo nos miramos por encima de su cabeza, y él me lanzó una sonrisa cansada pero amorosa.

Aproveché el momento para tomar el libro nuevamente y abrirlo donde lo había dejado. Scott se acomodó a mi lado, curioso por lo que estaba leyendo.

—¿Qué estás leyendo? —preguntó en voz baja, para no despertar a Melody.

—Es el libro sobre el mito de Selene y Apolo, mi padre cree que podríamos ser ellos —le expliqué, pasando una mano por las páginas amarillentas. —Quiero entender más sobre lo que está pasando con nosotros.

Scott asintió, apoyándose en una almohada para poder leer conmigo. —¿Has encontrado algo interesante?

—Sí, algunas cosas. —Le señalé un párrafo que había marcado.

"Selene, la diosa de la Luna, era conocida por su belleza etérea y su poder sobre la noche. Se decía que viajaba en su carro de plata, tirado por hermosos caballos blancos, iluminando el cielo nocturno con su radiante luz. Apolo, el dios del Sol, era su contraparte luminosa, dominando el día con su brillante presencia y su habilidad para sanar."

Lo miré, nuestros rostros estaban a escasos centímetros el uno del otro, observando las palabras sobre mi hombro. Su brazo rodeaba a Melody, que se había acomodado entre nosotros en un sueño profundo. Me incliné y dejé un pequeño beso en los labios de Scott y luego centré mi atención de nuevo en el libro.

—Selene y Apolo... la Luna y el Sol. Es como si fuéramos nosotros —murmuré, pasando los dedos por las palabras en el libro.

Él asintió, su mirada profunda y pensativa. —Tal vez hay más en estos mitos de lo que pensamos. Sigue leyendo.

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