Capítulo ciento cincuenta y siete "La graduacion"

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Finalmente había llegado el día de la graduación. Aún no podía creerlo. Después de tanto esfuerzo y años llenos de desafíos, por fin estábamos cerrando este capítulo. Lo mejor de todo era que Malia había logrado pasar la escuela de verano, y todos estábamos increíblemente felices por ella. Sabía lo mucho que significaba para ella, y verla lograrlo era motivo de celebración.

Ese día, Malia y Lydia se unieron a mí en mi casa para arreglarnos juntas. La emoción en el aire era palpable. Había maquillaje y peinados por todos lados, y como siempre, Melody estaba allí con nosotras, corriendo de un lado a otro, curiosa por todo lo que estábamos haciendo. A pesar de ser tan pequeña, su entusiasmo por el evento era contagioso. Se sentía como parte del momento, aunque todavía le faltaban años para su propia graduación.

—Mami, ¿me puedo pintar las uñas también? —preguntó mientras observaba cómo Malia se hacía un peinado intrincado frente al espejo.

—Claro, pequeña —sonreí mientras me inclinaba para tomar una botella de esmalte rosa suave, el tono perfecto para ella.

Mientras me ocupaba de sus pequeñas uñas, Malia se giró para observarnos con una sonrisa.

—Creo que Melody va a robarse el show esta noche —comentó, guiñando un ojo a mi hija.

—¡Lo sé! —dijo Melody, muy segura de sí misma, lo que provocó risas en ambas.

—¡Esto es perfecto! —exclamó Lydia mientras daba los últimos toques a su peinado frente al espejo. No había dejado escapar ni un detalle, asegurándose de que cada rizo y accesorio estuviera en su lugar. Tenía esa forma de irradiar confianza y elegancia que hacía que todas nos sintiéramos listas para brillar también.

Una vez que las uñas de mi pequeña estuvieron listas y Malia terminó de arreglarse, me senté frente al espejo para hacer los últimos retoques a mi propio look. Melody no podía dejar de observarme con ojos brillantes, como si estuviera viendo a una princesa.

—Mami, estás hermosa —dijo con la inocencia más pura, lo que me hizo sonreír.

—Gracias, mi amor —le respondí, y luego miré a mis amigas—. ¿Listas para arrasar?

Malia soltó una risa nerviosa pero emocionada. Sabía que para ella la graduación era un gran logro, una señal de que había superado mucho más que solo clases y exámenes.

—Creo que nunca me he sentido más lista —dijo Malia mientras se ponía de pie, alisando su vestido.

—Este día será inolvidable —declaró Lydia con esa confianza característica suya—. Lo prometo.

Unos golpes en la puerta indicaron que ya era hora. Scott y Stiles habían llegado, probablemente con caras de sorpresa por vernos tan arregladas. Nos esperaban en la sala, ansiosos por llevarnos al evento.

—¡Vamos, chicas! ¡Es nuestra gran noche! —dije mientras tomaba la mano de Melody y nos dirigíamos hacia la puerta.

Sabía que esta noche sería inolvidable, no solo porque estábamos cerrando una etapa importante, sino porque lo estábamos haciendo rodeadas de las personas que más amábamos.

Cuando salimos hacia la sala, las reacciones fueron inmediatas, y las caras de los chicos fueron simplemente épicas. Stiles se quedó completamente embobado mirando a Lydia, como si nunca la hubiera visto así de hermosa. Sus ojos recorrieron cada detalle de su vestido, y una sonrisa tonta se formó en su rostro, sin poder ocultar lo maravillado que estaba.

Scott, por su parte, tenía una expresión muy similar, pero sus ojos estaban fijos en mí. Su mirada era intensa, como si en ese momento no existiera nadie más en la habitación. No necesitaba decir nada; todo lo que sentía lo reflejaba en su sonrisa y en la manera en que sus ojos brillaban al verme. Mi corazón se aceleró al sentir el peso de su mirada.

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