Capítulo noventa y uno "Oye guapo"

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Cuando al fin me dieron el alta hicimos lo más rápido que pudimos para salir del hospital, ya no quería estar ahí pues el simple recuerdo de mi madre falleciendo en una de estas habitación hacia se me achicara el corazón, le tenía mucho repudio a los hospitales.

Las puertas del ascensor se abrieron en la planta baja, aunque lo que estaba frente a mis ojos no era exactamente la recepción. Estaba en un pueblo abandonado en lo que parecía un desierto, camino con cuidado esperando que algo se me apareciera de repente pero no, en vez de eso escucho un rugido.

-Derek -murmuré al reconocerlo, así que sigo el eco de sus llamados a la manada hasta lo que parecía un templo.

-Annah -oigo una voz en la lejanía.

-¿Tayen? -preguntó girando sobre mis pies con la esperanza de encontrarmelo pero allí no había nadie.

Un ruido dentro de las ruinas, hace que mi atención recaiga allí por lo que me apresuro entrar. -¿Derek? ¡Derek! ¿¡Estás aquí!?

-¡Hannah! -oigo su voz que va apagándose cada vez más.

Sigo caminando hasta donde siento que puede estar y doy con una pared en la que había una grieta, apoyo mi mano allí y juré que se sentían tenues latidos de corazón viniendo desde el otro lado.
De repente algo en mi me dice que debo salir de allí por lo que me alejó y busco la salida, siento que alguien me acecha, quizás un puma o un jaguar.
Pero entonces una criatura muy alta y extraña se posa justo frente a mí, retrocedo aterrada, ya no era una loba y no tenía suficiente entrenamiento con mis poderes de bruja.

-por favor -murmuré al chocar contra una pared dejándome encerrada por la criatura, cerré mis ojos -por favor no me hagas daño.

-Hannah, Annah abre los ojos -sentí un par de manos sostenerme de los brazos moviéndome -cariño, estas a salvo.

Abrí los ojos de apoco tratando de no alterarme en caso de ver a la bestia pero en vez de eso, un suspiro de alivio brotó de mis labios al encontrarme con Scott.

-sé en donde está Derek -admití -más o menos.

-¿Lo viste? -Stiles se acercó cargando a la bebé y mi bolso.

-ah...no -negué.

-¿Y entonces como sabes...?

-está en un pueblo abandonado en medio del desierto -expliqué -encerrado tras un muro en un templo, oí su voz.

-¿Y él estaba solo? -inquirió Scott.

-había alguien más...pero no se dejó ver, es astuta...y creo que la conocemos, tengo esa sensación.

-¿Es una mujer? -Stiles se sorprendió.

-si pero, hay más, hay una bestia extraña custodiando el lugar.

-por eso estabas aterrada -entendió mi chico.

-nunca había sentido tanto miedo en mi vida -me aferré a Scott en un abrazo que correspondió.

-bueno...México tiene desiertos ¿no? -habló Stiles.

-si, los tiene -asentí.

-entonces, si tenemos suerte estará allí.

Fuimos hacia el jeep, había tomado la mano de Scott y no pued evitar percibir sus dedos desnudos. -Scott -lo paré y saqué algo de mi bolsillo -esto te pertenece -intenté ponerle el anillo pero alejó la mano. -¿pero qué...? -me sentí horrible.

-ya no lo necesito -admitió.

-no te entiendo, creí que...me habías perdonado.

-no lo necesito porque...-se agachó sacando una cajita de su bolsillo que abrió dejando al descubierto un hermoso anillo -quiero pedirte que me hagas el lobo más feliz del mundo casándote conmigo.

Las lágrimas no se hicieron esperar, me odie por eso, desde que me enteré de Melody no he dejado de llorar y parece que el posparto no es la excepción.

-¡Sí! ¡un millón de veces sí!-me lancé a sus brazos tirandolo al piso por el impulso, reímos antes de unir nuestros labios en un beso.

-te amo -acarició mi mejilla con delicadeza para luego ponerme el nuevo anillo.

-guardaremos los anillos de promesa para Melody -los tomé metiéndonos en mi bolsillo.

-¿¡Qué!? ¡no!

-oye, te vez muy lindo celando a tu bebé -reí.

-La Bella y La Bestia ¿Se quieren apurar?

-¿Por qué siempre arruinas los mejores momentos? -inquirí matando con la mirada a mi hermano. -espera...¿Me llamaste Bella?

-no, te llamé Bestia, la Bella es Scott -bromeó.

[...]

Finalmente llegamos a México, lo primero que hicimos fue ir con Malia y Kira, porque sí la asiática había venido con nosotros, a la disco que camuflaba la guarida de los calaveras, mientras Stiles y Lydia se encargaban de negociar con ellos.

-oye guapo -me puse detrás de mi chico sosteniendo una lata de coca cola, volteó algo tenso pero se relajó al verme a mí -¿Quiere bailar? -le guiñé un ojo.

-¿Enserio quieres bailar? -alzó las cejas sorprendido.

-nah -reí -sólo quería llamar tu atención -me puse de puntas y besé sus labios castamente.

De repente noté miradas extrañas de personas que estaba cerca nuestros, además de que un presentimiento me embargó.

-¿Estás bien?

-algo pasa -admití mirando com cuidado a mi alrededor.

-ya lo sé -asintió -pero aún no podemos actuar.

De repente vi que un tipo se acercaba cerca de nosotros con un walkie-talkie en la mano.

-ven aquí -tomé del cuello de la camisa a Scott y lo besé de forma convincente ,besé su cuello -actúa como un adolescente calenton -murmuré. Sentí una mano en mi cintura y la otra bajó por mi pierna hasta sujetar mi muslo el cual subió trepandolo en su pierna al tiempo que me besaba, abrí los ojos y vi al tipo.

-despejado -dijo antes de irse de allí, momento en que me separé de Scott.

-oye -se quejó el castaño.

-¿te quedaste con ganas? -bromee.

-un poquito sí -se encogió de hombros.

-luego lo seguimos -prometí.

-sabía que eras tú -volteamos encontrando al tipo de recién, ambos, Scott y yo nos miramos antes de noquearlo y tomar su walkie-talkie.

-Stiles, quieta diezmil a la oferta -dijo Scott sabiendo que mi hermano estaba escuchando del otro lado.

Los cazadores se vinieron contra nosotros y no nos quedó de otra que luchar, por suerte yo llevaba conmigo mis dagas.

-¡cuidado! -Scott vino hacia donde yo estaba y tomó a uno de los cazadores que planeaba atacarme por la espalda y lo tiró lejos de mí. -¿Estás bien?

Clave mi cuchillo en el brazo del tipo con el que estaba luchando y lo voltee a ver -perfecta -sonreí para luego darle un último golpe al sujeto.

Una vez nos deshicimos de todos fuimos hacia donde creímos que estaban Lydia y Stiles junto con la jefe de los calaveras.

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