Capitulo ciento cincuenta y dos "el jinete"

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—Es toda una valiente, ¿eh? —se burló Theo, observando a Melody con una sonrisa desafiante.

—Tiene ocho años —gruñí, sintiendo una mezcla de preocupación y ira.

—Sí, y parece que será tan débil como su padre —comentó la quimera, con esa actitud arrogante que tanto odiaba.

La provocación de Theo no pasó desapercibida para Melody. De repente, se giró hacia él, su pequeño cuerpo temblando de indignación. Con un rugido que resonó con una fuerza sorprendente para su edad, sus ojos comenzaron a brillar con un tono violeta intenso, desafiandolo con una intensidad que sorprendió a todos en la habitación.

—¡Yo no soy débil! —exclamó la pequeña, su voz cargada de determinación y poder.

El cambio en el ambiente fue instantáneo. Todos los presentes, incluyendo a Theo, se quedaron boquiabiertos, incapaces de ocultar su asombro. El rugido de Melody y el brillo en sus ojos no solo mostraron su fuerza interior, sino también una chispa de algo mucho más poderoso de lo que Reaken había esperado.

Scott y yo nos miramos, nuestros rostros reflejando la mezcla de sorpresa y orgullo. Melody, a pesar de su corta edad, acababa de demostrar una valentía y una fuerza que desafiaban cualquier expectativa.

—Esa es mi sobrina —dijo Malia con una mezcla de admiración y determinación, mirando a Melody con una sonrisa orgullosa—. Juntas lo acabaremos. ¿Qué dices?

—¡Sí! —exclamó con entusiasmo, sus ojos aún brillando con ese intenso tono violeta—. Si pude con tío Liam, puedo contigo. —Dirigió su mirada desafiante hacia Theo.

Theo, sorprendido por la valentía de Melody, se quedó boquiabierto. Luego, señalándola con una mezcla de incredulidad y diversión, preguntó —¿La enana me está amenazando? —Su tono era una mezcla de burla y asombro—. Espera. —Se volvió hacia Liam, alzando ambas cejas—. ¿Pudo contigo?

Liam, visiblemente incómodo, intentó defenderse, pero su inseguridad era evidente.

—No estaba listo —se defendió, su voz vacilante—. No es que no pudiera... Es solo que... no estaba preparado.

El aire en la habitación se volvió tenso, con cada uno de los presentes esperando la siguiente acción. La mezcla de valentía infantil de la niña y la respuesta dubitativa del beta dejaban claro que esta situación iba a escalar.

Malia, furiosa y sin piedad, se lanzó sobre Theo, atacándolo con rabia. Melody, que se movía en mis brazos, intentaba unirse al enfrentamiento, pero la mantuve segura, sabiendo que no era el momento ni el lugar para que ella participara.

—Está bien, no tienes que parar —murmuró Theo, ya inconsciente, mientras Malia continuaba dándole golpes en la cara. Sus palabras apenas eran audibles, y su estado mostraba que había perdido la conciencia.

—creeme no lo haré —Malia, con las garras extendidas, estaba a punto de seguir atacando cuando Scott, con una expresión de firmeza, tomó su mano, con ayuda de Liam, y la apartó de Theo.

—¡Basta! —exclamó Scott, su voz firme y decidida.

—Oye, cálmate, ¿sí? —hablé con suavidad, tratando de tranquilizar la situación—. Lo vamos a devolver bajo la tierra. —Miré al alfa, quien asintió en acuerdo.

—¡No pueden! —dijo el rubio, con un tono desesperado, llamando nuestra atención. —Él recuerda a Stiles —su voz cargada de urgencia.

—Scott recuerda a Stiles, Hannah, Lydia y yo recordamos a Stiles —respondió Malia, intentando mantener la calma.

—Los doctores del miedo sabían sobre la cacería —insistió el beta—. Puede ayudarnos.

—O liquidarnos a todos —opinó Scott, su mirada grave.

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