Capítulo ciento cincuenta y cuatro "Stydia"

87 9 0
                                    

El portal se cerró, y nadie pasó. Una sensación de decepción me recorrió el cuerpo, mientras observaba el espacio vacío.

—¿Stiles? —preguntó Lydia, su voz llena de incertidumbre.

—Lydia —dijo Scott suavemente.

—¿Dónde está? —insistió ella, su mirada ansiosa mientras se volvía hacia nosotros—. Estaba funcionando, ¿lo vieron o no lo vieron?

Malia negó con la cabeza —No vimos a nadie —admitió.

—Yo sí lo vi —dije, asintiendo lentamente. Los chicos me miraron con sorpresa.

—No, él estaba aquí —aseguró con firmeza, volteándose hacia el lugar donde había estado el portal—. Lo sé, Stiles estaba aquí.

Sentí una punzada de tristeza por Lydia. Con Melody en mis brazos, como pude, me acerqué a Scott y lo abracé, buscando consuelo. No podía imaginar lo que ella estaba sintiendo, porque aunque Stiles y yo somos hermanos, Lydia y él... ellos son almas gemelas, como Scott y yo.

La angustia en sus ojos me recordó lo profundo que puede ser el amor cuando se comparte una conexión tan intensa como la que ellos tenían. Aunque aún no habíamos logrado traer a Stiles de vuelta, sentía que estábamos más cerca, pero también comprendí el dolor de Lydia por no tenerlo a su lado en ese instante.

Melody empezó a despertarse lentamente en mis brazos, frotándose los ojos mientras se estiraba.

—¿Cuándo vamos a ir a casa? —preguntó con su vocecita adormilada, mirando alrededor con curiosidad.

La miré con una sonrisa suave, acariciando su cabello. —Pronto, cariño —le respondí—. Solo un poquito más y nos iremos.

Scott se acercó y le dio un beso en la frente. —No te preocupes, pequeña. Estamos casi listos.

Melody asintió, aunque su carita mostraba un poco de impaciencia.
En silencio, Scott nos guió de nuevo al búnker. El ambiente era tenso, cargado de incertidumbre. Justo cuando él estaba cerrando la puerta, Liam apareció inesperadamente.

—¿Liam? —preguntó Scott con sorpresa, ya lo habíamos dado por borrado de la existencia, como los demás.

—Tienes que ver algo —dijo el beta con urgencia, mirándolo directamente.

—¿Sigues aquí? —respondió el castaño, claramente desconcertado.

—Pero todos los demás se fueron —admitió, su voz llena de preocupación—. Todos ellos... tienes que venir conmigo.

—¿Qué pasa? —preguntó Scott, empezando a preocuparse más.

—No puedo explicarlo, tienes que verlo —repitió con urgencia.

Scott nos miró a todas antes de decidir—. Ah... ustedes quédense aquí, por si acaso.

—¿Por si Stiles regresa? —pregunté, con la esperanza aún en mi corazón.

—Sí —asintió —. Si hay esperanza, deben seguir intentándolo.

Cuando estaba a punto de marcharse, no pude evitar acercarme y detenerlo.

—Papi, no te vayas —dijo Melody, expresando lo que yo también sentía, su pequeña voz temblando.

Scott se agachó para besar su frente—. Voy a regresar, te lo prometo, Dulce Melodía.

—No quiero que te vayas —admití con lágrimas acumulándose en mis ojos mientras tomaba su brazo.

—Tengo que hacerlo —dijo suavemente, aunque podía ver en su mirada que le costaba tanto como a nosotras.

AMHESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora