La noche estaba en calma, y el suave susurro del viento acompañaba el ritmo de nuestra respiración. Scott y yo dormíamos profundamente, disfrutando del raro momento de tranquilidad que viene con ser padres.
Melody, nuestra pequeña de apenas un año, descansaba en su cuna en la habitación contigua la que habíamos arreglado para ella hace no mucho. O al menos, eso pensábamos.Me desperté con una sensación de movimiento a mi lado. Al principio, pensé que era Scott, pero él murmuró algo entre sueños.
—Hannah, no te muevas mucho —susurró, todavía medio dormido.
—No soy yo —respondí adormilada—, pensé que eras tú.
Nos acomodamos nuevamente, intentando volver a dormir. Sin embargo, la sensación de movimiento continuó. Finalmente, Scott y yo nos sentamos de golpe y vimos una pequeña figura acurrucada entre nosotros.
Scott, con su olfato de hombre lobo, frunció el ceño. —¿Quién eres tú? —preguntó, su voz llena de desconcierto.
La niña levantó la cabeza y nos miró con unos ojos marrones llenos de familiaridad. —¿No me reconoces? ¡Soy yo, papi!
Miré a ni chico, incrédula, mientras él balbuceaba —¿Melody?
La niña asintió con una sonrisa. Prendimos la lámpara de la mesita de noche para ver mejor. Tenía el cabello negro largo con algunas ondulaciones, y esos ojos marrones que tanto amábamos.
Scott me miró, buscando confirmación de que esto no era un sueño. —Hannah, ¿esto es un sueño?
Sacudí la cabeza, mi mente intentando entender lo que estaba viendo. —No, Cariño, esto es real.
Melody nos miró, confundida por nuestra reacción. —¿Por qué están tan sorprendidos?
Scott tartamudeó, tratando de encontrar las palabras. —Es que tú... tú... tenías un año hace un momento y ahora...Se giró hacia mí, buscando ayuda. —¿Hannah?
Me aclaro la garganta, aún sorprendida pero intentando mantener la calma. —Melody, cariño, ¿puedes decirnos cómo llegaste aquí?
La niña frunció el ceño, claramente confundida. —Simplemente me desperté y quería estar con ustedes.
Scott y yo nos miramos, ambos procesando la surrealidad de la situación. Intenté poner una sonrisa tranquilizadora. —bueno, te haremos un lugar. A nosotros nos encantaría tenerte aquí.
El castaño, aún en shock, asintió. —Sí, nos encantaría.
Nos acomodamos nuevamente, Melody entre nosotros. Scott y yo intercambiamos miradas, intentando entender cómo nuestra bebé de un año se había convertido en una niña de siete de la noche a la mañana. Pero por ahora, decidimos disfrutar del momento y dejar las preguntas para la mañana.
—Te queremos, Melody —dijo Scott, acariciando el cabello de nuestra hija.
—Y siempre estaremos aquí para ti —añadí, abrazándola con fuerza.
Melody sonrió y se acurrucó entre nosotros, volviendo a dormir rápidamente. Nos quedamos despiertos un rato más, observando a nuestra hija con una mezcla de amor y asombro.
—Annah...esto...es demasiado.
—ni me lo digas —suspiré algo estresada.
—¿Hasta cuando seguirá creciendo?
—Lydia dijo que problemente hasta justamente los siete años —recordé.
—genial —asintió más tranquilo.
—y también dijo que la primera transformación de los lobos nacidos es a esta edad —hice una mueca de preocupación.
—cuando suceda, lo veremos —aseguró Scott —por el momento, aún debo encargarme de Liam.
ESTÁS LEYENDO
AMHES
FanfictionDos adolescentes, sin saberlo, comparten un vínculo trascendental: en una vida pasada, fueron amantes y padres de la diosa de los lobos, Ahmes. A medida que el destino los empuja a revivir esa conexión en la época actual, descubren sus roles divinos...